Lo afirmó al recibir en el Vaticano a peregrinos de Calabria, región del sur de Italia marcada por el crimen organizado y de donde es oriundo la ‘Ndrangheta, considerada la mafia más importante del país.
«Quien ama a Jesús no puede en ningún modo entregarse a la obra del mal. No pueden considerarse cristianos y violar la dignidad de las personas. Los miembros de la comunidad cristiana no pueden programar y consumar gestos de violencia contra otras personas o contra el medioambiente», dijo el pontífice.
“Los gestos externos de religiosidad que no van acompañados de verdadera y pública conversión no bastan para acreditar como creyentes a aquellos que, con la maldad y la arrogancia típica de los criminales, hacen de la ilegalidad su estilo de vida», agregó en declaraciones que reproduce la agencia EFE.
En ese sentido Francisco llamó a la conversión a aquellas personas que han elegido «el camino del mal» y que forman parte de organizaciones criminales, cuyo arrepentimiento y voluntad de servir al bien «debe ser clara y pública».
A los peregrinos les animó a impedir que su tierra sea objeto «irremediablemente» de «los intereses mezquinos» de las organizaciones criminales.
«Exhorto a sus comunidades cristianas a ser protagonistas de la solidaridad, a no detenerse ante quienes, por mero interés personal, siembran egoísmo, violencia e injusticia. Opónganse a la cultura de la muerte y sean testigos del Evangelio de la vida», instó.
Jorge Bergoglio ya había lanzado un claro mensaje contra la mafia el 21 de julio pasado cuando viajó al municipio calabrés de Cassano all’Jonio, donde la ‘Ndrangheta asesinó en un ajuste de cuentas a Nicola «Cocó» Campolongo, un niño de 3 años.
«La Iglesia debe decir no a la ‘Ndrangheta. Los mafiosos están excomulgados», apuntó el Papa en ese entonces.