Los hermanos Cherif y Said Kouachi habrían sido ubicados en la región de Aisne. La policía desalojó la zona y cortó rutas mientras prepara un operativo especial. Ayer se entregó el otro sospechoso.
Los sospechosos, a bordo de un Renault Clio de color gris, fueron localizados cuando robaron combustible y alimentos en una estación de servicio y el dueño los identificó porque iban fuertemente armados.
Ambos iban encapuchados y según los distintos medios -que citan fuentes de la investigación- portarían un Kalashnikov y un lanzacohetes.
La policía, equipada con fusiles de asalto, desplegó un fuerte operativo para interceptar a los sospechosos.
Hoy vía Twitter la policía solicitó cautela en la difusión de información para no entorpecer la investigación.
Entretanto, el presidente francés, el socialista Francois Hollande, recibió a su predecesor, el conservador Nicolas Sarkozy, en el palacio presidencial del Eliseo, mientras que el primer ministro francés, Manuel Valls, anunció que varias personas fueron detenidas en las últimas horas.
Tras el atentado en Charlie Hebdo y las manifestaciones espontáneas realizadas en todo el país, que reunieron a más de 100.000 personas, Francia amaneció hoy con una jornada de duelo nacional y las banderas ondearán a media asta con dos crespones negros durante tres días.
Entre rumores que se expanden por las redes sociales y las noticias sin confirmar que los medios de comunicación se apresuran en lanzar, una sensación de paranoia comienza a instalarse en Francia por el temor a nuevos atentados.
A pesar de que el ministerio del Interior elevó ayer el plan antiterrorista Vigipirate a su nivel más alto («alerta atentado») y que 300 militares, 300 policías y 250 gendarmes suplementarios patrullan las calles de la capital, un nuevo tiroteo tuvo lugar esta mañana y nuevamente el atacante logró darse a la fuga.
Esta mañana a las 8:10, un hombre que fue detenido por una infracción de transito, bajó armado con una ametralladora Kalashnikov y portando un chaleco antibalas, disparó contra dos policías en la Avenida Pierre Brossolette, en el Montrouge, barrio situado a metros del limite sur de París.
El atacante hirió de gravedad a una agente, que falleció dos horas después e hirió de gravedad al otro.
Uno de los sospechosos fue detenido, en tanto que el otro logró huir por los laberínticos pasillos de la estación de metro cercana.
En el lugar, el ministro del interior Bernard Cazeneuve condenó el hecho, confirmó que el atacante se encuentra prófugo y que podría haber redadas u operaciones en Montrouge en las próximas horas, donde numerosos camiones de la brigada especial comienzan a llegar al lugar, según la radio France Info.
Pocos minutos después de las 10, en la ciudad de Le Mans una mezquita fue blanco de un confuso ataque al ser baleado su frente y recibir el impacto de una granada.
Una situación similar se produjo en los Alpes franceses, donde un auto de una familia musulmana fue baleado por desconocidos.
Por otro lado, el presidente Hollande, quien ayer llamó a «la unión nacional» recibió esta mañana en el Eliseo a Sarkozy.
«Nuestro país, nuestra gran Francia, sabe unirse para defender su ideal de paz. Hoy es un día de duelo nacional, es el espíritu de resistencia que debe ser celebrado», afirmó el mandatario.
Por su parte, Sarkozy sostuvo que aceptó la invitación «para mostrar el clima de unidad nacional, frente a un ataque de una violencia inaudita de fanáticos determinados contra la civilización, la república y nuestro laicismo».
Previamente, Hollande dirigió una reunión de crisis con los miembros de su gobierno implicados directamente en la gestión del atentado y de las amenazas terroristas.
Mañana, Hollande recibirá a otros ex presidentes, pero sobre todo a las principales figuras de la oposición, entre ellos la ultraderechista Marine Le Pen, quien por primera vez (dado que el Frente Nacional nunca era invitado por no adherir los valores republicanos) representará a su partido en un acto oficial.
La manifestación de «unión nacional» prevista para el sábado, que promete reunir a todos los partidos políticos galos, fue reprogramada para el domingo, informó el Eliseo.
A media mañana, el primer ministro francés, Manuel Valls, anunció que siete personas fueron detenidas en las últimas horas en relación con el atentado de ayer en París y que los dos principales sospechosos a los que se está buscando habían sido vigiliados por la inteligencia francesa.
Sin embargo, Valls no dio detalles sobre las «varias» personas arrestadas en las últimas horas, y se limitó a señalar que hay que esperar los resultados que puedan dar sus interrogatorios.
En referencia a los hermanos Cherif y Said Kouachi, supuestos autores materiales del atentado contra Charlie Hebdo en el que murieron 12 personas, Valls señaló: «Los servicios secretos los conocían y por eso se los seguía».
Además, dijo que «afrontamos una amenaza terrorista sin precedentes» y son «cientos» los individuos que son objeto de seguimiento por sus posibles vínculos con en el terrorismo, en una entrevista a la radio RTL.
Por eso, el ministro aclaró que aunque los hermanos Kouachi habían estado entre los vigilados, «el riesgo cero no existe».
Al ser consultado sobre si hubo una falla en su vigilancia, respondió que «es una cuestión legítima» que será objeto de «investigación» y que «frente a individuos muy determinados, puede haber fallas».
Argumentó también que en los últimos tiempos las fuerzas del orden desbarataron «numerosas» tentativas de atentados en Francia, y que se detuvo a «decenas» de presuntos terroristas.
Entre quienes están bajo arresto, se encuentra el que se presentó como el posible tercer hombre del atentado, Mourad Hamy, un joven de 18 años (cuñado de los hermanos Kouachi) que al saberse buscado se entregó en una comisaría de Charleville Mézières, en el noreste de París, anoche alrededor de las 23 (19, hora en Argentina).
Entretanto, desde ayer por la noche el lugar del atentado se convirtió en un centro de peregrinaje improvisado para miles de parisinos y turistas, quienes se acercaron para colocar centenas de velas, caricaturas y textos para recordar a los dibujantes, periodistas y policías muertos.