«Comerciantes que aún temen dejar sus negocios, rejas reforzadas, desconfianza ciudadana, son sólo algunas de las lesiones sin restaurar que dejaron los saqueos del 3 y 4 de diciembre de 2013».
Las heridas abiertas de lo que fueron las jornadas más dolorosas en la Provincia desde el retorno de la Democracia duelen más en estos días, donde la memoria colectiva y cada uno de los cordobeses de manera individual rememoran lo ocurrido un año atrás.
Comerciantes que aún temen dejar sus negocios, rejas reforzadas, desconfianza ciudadana, son sólo algunas de las lesiones sin restaurar que dejaron los saqueos del 3 y 4 de diciembre de 2013.
Una policía que no encuentra el rumbo de su autoridad, gobernantes que intentaron con el olvido cerrar la brecha entre vecinos no debe hacernos creer que el latido social ha recobrado su ritmo normal.
Una nueva vidriera o escaparate es sólo eso, los cristales rotos en las profundidades de la sociedad no se reparan con créditos blandos ni con discursos conciliadores.
No alcanza.
El sonido subterráneo, como el que anticipa un terremoto está ahí, en las profundidades de la pobreza, del desencuentro, de la miseria, de los jóvenes ni-ni, de la vida que no vale ni un centavo para quien la quita, de la intolerancia, de la segregación y la desconfianza.
Como dirigentes políticos- especialmente en un año electoral- donde las consignas y promesas taparán los muros y repicarán en los medios de comunicación, debemos responsablemente mirarnos como sociedad sino queremos que la tierra se mueva nuevamente desordenándolo todo.
El quebranto de los valores, el que muchos hayan creído que los bienes de otros podían asirse sin control, la defensa propia ante la ausencia de autoridad, llevará años en recomponerse.
Córdoba fue un polvorín un año atrás. Se repiten en la retina las imágenes de las corridas, la noche aciaga, los disparos, los gritos, la desazón, la pérdida, el miedo, el caos…
Educación, educación y más educación, es el camino que nos pondrá certeramente en la carrera de los valores que como sociedad necesitamos recuperar.
Igualdad, posibilidades de acceso para todos a los bienes elementales, trabajo y desarrollo para los sectores más vulnerables debería hoy ser el eje de un gran acuerdo político y social.
Autoridad, la que faltó, la que estuvo ausente, la que no escuchó los reclamos de los policías antes del caos, la que debe pensar políticas para el conjunto social.
Memoria, para no olvidar lo que pasó un 3 de diciembre en nuestra querida Córdoba. Memoria para mirar hacia adelante y construir desde la verdad, sin tapar el rugir de la tierra que sigue amenazante en las entrañas de la sociedad.
Eduardo Yuni.
Córdoba. Diciembre de 2014