Revelan los beneficios de tener fantasías sexuales

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Las personas más activas sexualmente y más satisfechas con esta parcela de su existencia, son las que más fantasean al respecto. Es probable que las fantasías reemplacen a la realidad, y esto puede tener su lectura triste; pero también debemos dar gracias a la imaginación porque es la encargada de sostener la ilusión, nos entrena y nos prepara para un futuro mejor.

Así como los atletas de élite practican la técnica de la visualización y se ven a ellos mismos llegando los primeros a la meta, es normal que los adolescentes, todavía vírgenes, se imaginen, con todo lujo de detalles, manteniendo relaciones sexuales o llevando a cabo determinadas prácticas. “Estudios científicos revelan que en el cerebro se activan las mismas áreas cuando haces algo que cuando imaginas hacerlo”, declara Francisca Molero, sexóloga, ginecóloga y directora del Institut Clinic de Sexología de Barcelona, “además, cuanto más detalladas y precisas sean las fantasías mejor. Suponen un entrenamiento imaginario muy útil para poner en practica cuando llegue el momento”.

Generalmente la pornografía, con sus cualidades y defectos, es la profesora más popular entre los jóvenes e inexpertos, con una gran curiosidad por los asuntos de cama. Sin embargo, ésta nunca podrá sustituir a la imaginación. “En pacientes con eyaculación precoz utilizamos mucho las fantasías como herramientas en la terapia”, cuenta Molero, “Uno de los deberes que les ponemos es que se masturben y cuando están a punto de eyacular bajen la estimulación y vuelvan a empezar. La respuesta es diferente cuando utilizan un video porno o recurren a las fantasías. Generalmente con éstas últimas tardan más tiempo en acabar”.

Así las definía José Luís García, sexólogo que trabaja en el servicio navarro de salud, en una entrevista a EFE Salud, con motivo del XII Congreso de la Sociedad Española de Contracepción, celebrado este año en San Sebastián. Y añadía que forman parte de la terapia a la hora de tratar la falta de deseo sexual recurrente. El cerebro es el órgano sexual por excelencia y un plan de erotización requiere empezar siempre por la cabeza. “Más que leer literatura erótica, cuando está muy bloqueado el deseo pedimos al paciente que escriba sus fantasías sexuales y que las lea en voz alta”, comenta Molero.

Todo el que se haya masturbado alguna vez sabrá también que el resultado satisfactorio depende, en un 50%, de su habilidad a la hora de estimular ciertas partes de su anatomía y, en el otro 50% restante, de su capacidad para recrear determinadas imágenes e historias en su mente, que contribuyan a la excitación. Hacerlo pensando en los cerros de Úbeda, en los cayos de Florida o en los castillos del Loira, no es lo mismo que fantaseando respecto a personajes o situaciones eróticas que nos estimulan. Muchos hombres y mujeres utilizan las fantasías para llegar al orgasmo, estén solos o acompañados. Pero además, según el libro Private Thoughts: Esploring the Power of Women’s Sexual Fantasies, de Wendy Maltz y Suzie Boss, donde se apuntan los múltiples beneficios de tener una mente calenturienta y creativa –como mejora de la autoestima o facilitar el orgasmo–, se añade uno de vital importancia en nuestros días. Las fantasías contribuyen a aliviar el estrés y la tensión, ya que como dicen estas autoras, “proporcionan un arma fácil y accesible que las mujeres pueden usar para relajarse o a escapar momentáneamente del estrés diario. Las fantasías pueden tener también un efecto calmante, similar al de la meditación, y no tienen porque implicar ningún tipo de estimulación física dirigida a la excitación a al orgasmo. Algunas mujeres las utilizan para combatir la ansiedad cuando esperan en la consulta del médico o cuando realizan vuelos de muchas horas. Muchas describen la función de la fantasía como una manera de tomarse un descanso en sus mentes, distraerse y viajar hacia pensamientos más placenteros. Fantasear no resuelve los problemas pero puede proporcionar un alivio a las preocupaciones diarias”.

Fuente: El País de España

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