En los últimos 10 años la mortalidad bajó 10% en el país. Según los expertos, es porque la enfermedad se diagnostica más temprano y mejoraron los tratamientos. La actitud es clave.
La palabra «cáncer» suele tener el efecto de una implosión, tanto para el paciente como para quienes lo quieren. Tal vez porque muchos hemos conocido a alguien que murió de algún tipo cáncer, cuesta asociarlo a la posibilidad de dar batalla, ganarle y seguir adelante con la vida. Así, aunque solemos asociarlo con la muerte, las estadísticas dicen que en nuestro país cada vez más gente sobrevive a alguna de las caras de esta enfermedad. De eso, entonces, se trata esta nota: de mostrar, a través del relato de sobrevivientes, que existe la vida después del cáncer.
Según cifras del Instituto Nacional del Cáncer, que depende del ministerio de Salud de la Nación, en la última década la tasa estandarizada de mortalidad por cáncer bajó, en promedio, un 10%. Específicamente, disminuyeron las muertes por cáncer de pulmón en hombres y eso tiene una lógica: los hombres empezaron a fumar antes que las mujeres y el pico de cáncer de pulmón en ellos ya pasó. También en el mismo período, la mortalidad por cáncer de próstata descendió un 14%.
En las mujeres, la mortalidad por cáncer de mama bajó un 20% en la última década. Y también viene subiendo la cantidad de mujeres que sobreviven a un cáncer de cuello de útero. “La tendencia a la baja en la mortalidad para algunos tipos de cáncer se debe a una suma de factores: la mejora en los tratamientos, mejores diagnósticos y a estadios más tempranos, mayor acceso a la salud de la población y el poder de la información sobre las acciones preventivas que podemos tomar”, explica Dora Loria, experta en cáncer y ex directora de epidemiología del Instituto de oncología Roffo.
Entonces ¿qué decimos ante un diagnóstico? ¿es o no importante eso que llamamos ‘actitud’? “Definitivamente –dice Loria–. La energía positiva que puede aportar el paciente y la que le transmite su entorno y su médico hacen mucho a su sobrevida, no sólo en el tiempo que pueda vivir, sino en cómo lo viva”. Daniel Gómez, Director del Instituto Nacional del Cáncer, agrega: “Nuestra cultura nos educa para creer que somos inmortales. El diagnóstico de cáncer quiebra esa creencia y nos lleva a considerar la idea de que vamos a morir. Probablemente lo más difícil a recuperar para un sobreviviente es la idea de que después del cáncer la vida sigue y nosotros con ella”.
Y a veces esa idea llega, como le llegó la semana pasada al futbolista Jonás Gutiérrez. “Hoy me dieron el alta médica”, escribió en Twitter. Es que, cuando la muerte estuvo tan cerca, el después se construye con palabras como esa: hoy.
Fuente Instituto Nacional del Cáncer