Ubicada a 55 km de la ciudad de Córdoba, la cascada “Los Chorrillos” perdió su esencia mística y recóndita, para convertirse en una reserva privada con fines turísticos y comerciales.
Por Gerónimo Mariño
Según el célebre juego “Carrera de Mente”, el salto de agua más alto del país se encuentra en la localidad de Flor Serrana, a sólo 50 km de la capital mediterránea -y a 15 de Villa Carlos Paz-. De 115 metros de altura, la cascada en cuestión lleva el nombre “Los Chorrillos” y sobresale en medio de un entramado de bosques y cerros peñascosos.
El lugar, rodeado de una exuberante vegetación nativa -molles, quebrachos, romerillos, entre otros árboles- , dispone de innumerables vertientes de agua que discurren por quebradas y peñones. También pueden avistarse distintas especies de la fauna autóctona, tales como lagartos, yararás y águilas moras.
Secreto a voces durante muchos años, la gente solía percatarse de la existencia de este sitio a través del “boca en boca” exclusivamente. Acceder a sus ollas de agua fresca significaba toda una odisea para sus visitantes, quienes se inmiscuían en un recorrido casi desconocido y poco transitado por el común de la gente.
Sin embargo, a partir de enero de este año el lugar dejó atrás su carácter sereno con el fin de transformarse en una reserva privada con fines turísticos. En tal sentido, el paisaje se vio significativamente alterado por la construcción de senderos ensanchados, excesiva señalética y hasta una pasarela alrededor de la cascada.
Privatización de “Los Chorrillos”
El 9 de enero de 2014 se inauguró oficialmente la “Reserva Natural-Privada Los Chorrillos”. La agencia de turismo “Rutur Viajes” fue la empresa que obtuvo la licitación para explotar el lugar, luego de un acuerdo con los dueños de la estancia en donde se sitúa la cascada -Estancia Las Mercedes, de 2500 hectáreas-.
Entre los motivos que llevaron a concesionar las 100 hectáreas que conforman la reserva, los propietarios mencionan el hecho de que la gente ingresaba a su propiedad privada “saltando tranqueras y sin dar aviso a nadie”. También acusaron a los visitantes de robar ganado y realizar incendios malintencionados, entre otros actos de vandalismo.
Desde su privatización, el lugar se demarcó rigurosamente instalándose cartelería interpretativa, sendas autoguiadas y una casilla de informes. Por otro lado, se construyeron sanitarios y un estacionamiento en la entrada de la estancia, al mismo tiempo que se hicieron un circuito para mountain bike y un camino para que los vehículos 4×4 de la empresa lleguen hasta la cascada.
La entrada general ronda los $45 en la actualidad y el horario habilitado es de 9 a 18 horas -prohibiéndose el ingreso a partir de las 15-. Así, ya no se puede acampar más dentro del lugar impidiéndole a la gente contemplar las noches estrelladas de la zona.
Opiniones en contra
En diálogo con Telediario Digital, el joven Martín Lazarte nos cuenta que fue más de 15 veces a “Los Chorrillos” y jamás vio robo de ganado, secuelas de incendios ni destrucción de la propiedad privada. Añade que la construcción de los caminos destruyó parte de la vegetación, mientras que el ingreso vehicular está ahuyentando a la fauna nativa.
Por su parte, Jimena Gil -compañera de ruta de Lazarte- argumenta enfurecida: “Es realmente una vergüenza lo que se ha hecho con `Los Chorrillos´. Una reserva privada que se ha tornado prácticamente inaccesible para el público. Sólo se permite el acceso de jueves a domingos, en la medida que uno esté dispuesto a `contratar´ un guía. El resto del tiempo, una imponente cadena traba el paso a todo aquél que pretende hacer uso como ciudadano de transitar el territorio de su país. ¿En base a qué prerrogativa se sienten con el derecho de cobrar un «peaje» a quien desee llegar hasta la cascada?”
En otras palabras, al turista se le «vende» que existen circuitos, caminatas y posibilidades de hacer vida al aire libre, pero en realidad sólo se evidencian tranqueras infranqueables y carteles con amenazas a todo aquel que intente traspasar alambrados o separarse de los caminos principales.
Mitos alrededor de “Los Chorrillos”
Según relatan quienes eran habitués de “Los Chorrillos”, cuando el Che Guevara hacía el secundario en la ciudad de Córdoba -en el Colegio Nacional Deán Funes- solía visitar “Los Chorrillos” con frecuencia. Se dice que en una de esas oportunidades, el líder revolucionario se fracturó la tibia y el peroné, permaneciendo inmovilizado durante 3 días en el lugar.
Otro mito, aunque menos creíble, es la exportación de ranas típicas de la zona -sapillos negros con manchas amarillas y patas rojizas- a España. De acuerdo a los testimonios, hubo una época en que cada vez de que llovía, salían cantidades enormes de este tipo de animales, por lo que eran capturados y vendidos al viejo continente como mascotas personales.