«Lo que cargo sobre mis hombros lo voy a llevar hasta el día que me muera», afirmó Walter Talquenca, quien aseguró que no recuerda nada de la masacre que desató en la confitería bailable.
El autor de la masacre de Naschel habló desde la cárcel y aseguró que no recuerda nada de la locura homicida que desató en la confitería bailable. «Lo que cargo sobre mis hombros lo voy a llevar hasta el día que me muera», afirmó Walter Talquenca en declaraciones al diario La República de San Luis. En la entrevista se quejó de que sus superiores hayan rechazado la licencia psiquiátrica que había pedido seis meses antes.
El hecho
El oficial los miraba fijo antes de ejecutar su arma. Parecía elegir a sus víctimas, aún en la discrecionalidad de un tiroteo ensordecedor. Los jóvenes que habían llegado desde toda la región y los trabajadores del boliche Natacha se estremecían por la cercanía de los disparos, entumecidos por el horror que se extendió durante un poco más de un minuto.
El efectivo policial de 43 años, Walter Talquenca, había tomado horas antes «algunos Fernet» en el pub a metros del lugar de la tragedia, junto a su esposa, en una noche vulgar, con la habitual rutina del pueblo puntano. Talquenca nació en Mendoza, aunque trabajaba en San José del Morro, un pequeño poblado a solo 40 kilómetros de Naschel, donde vivía con su mujer y sus dos hijos. Se había desempeñado como miembro del grupo de elite COE (Cuerpo de Operaciones Especiales) de la Policía puntana.
En la madrugada caminó a paso firme, inmutable, los 80 metros que lo separaban de Natacha. Escasos intervalos de silencio fueron perceptibles mientras descargaba dos cartuchos de su arma reglamentaria. El último disparo le quitó la vida al comisario Julio Barrio, quien intentaba evitar la muerte segura del propietario del boliche, Martín Estrada. Tras ultimar al jefe policial, intentó abandonar la secuencia de muerte y gritos de agonía, de quienes habían resultado baleados. El cuerpo de un camionero de Rojas que buscaba algunas horas de distracción, se hallaba a metros de la pista. Otras 17 personas gritaban por ayuda.
Talquenca fue detenido algunas cuadras después, cuando la madrugada dejaba trascender las primeras noticias de la tragedia en Naschel. «Después de estacionar el auto le disparó a la primera persona, redujo a quienes estaban en la puerta y siguió tirando hasta llegar a la barra», recuerda el propietario de Natacha. Martín quiso abrir la puerta de emergencias para darle una chance a quienes intentaban huir, pero Talquenca le apuntó con la decisión de dar continuidad a la escalada criminal. «Salió de atrás mio me apuntó y le pegó el tiro a la policía. Después agarró auto y escapó. Le vi la cara, no decía nada, tenía la mirada fija y disparaba», recordó. En la pista había una banda de música local y 250 jóvenes que habían llegado desde diferentes localidades de la zona. Mariano Estrada estaba detrás de la barra, donde el oficial destrozó de un disparo el rostro de una joven oriunda de Achiras. «Hace 14 años que tenemos el boliche, nunca hubo nada, no puedo creer lo que pasó. Se vino hasta la barra donde estábamos nosotros y disparaba», resaltó. Junto a él, se hallaba Lorena Domínguez, amiga de la joven achirense herida de gravedad.
«No frenó en ningún momento, apuntaba para todos lados, me miró fijo, me apuntó y cuando me agaché, el tiro le pegó a mi compañera en la mandíbula», relató conmocionada la joven. Lorena destacó que «los disparos se escuchaban cada vez más cerca y el tipo se paró al lado de la barra y siguió tirando». Mariano resaltó que «ver el caos que dejó este tipo en el boliche no se puede comprender, no creo en lo que pasó».
«Esperábamos, con la idea de que nos iba a tocar»
El bombero Germán Engel se hallaba en el interior de la confitería cuando ingresó Talquenca. «Estaba en el otro extremo y sentí un disparo. Creíamos con un compañero de trabajo que era un petardo. Cuando se escucha el segundo, tercero y cuarto, después de una pequeña pausa, la cosa cambia y procedemos a tirar a la gente a la piso. Arrinconé a 5 personas conmigo. Esperábamos con la idea de que en algún momento nos iba a tocar, sin saber de donde venían las balas», resaltó.
Germán dijo que había 6 bomberos en el interior, 4 de Naschel y 2 Renca, quienes tocaban en la banda musical. «Comenzamos a sacar las víctimas. El Hospital tiene un médico de guardia y no podían salir las ambulancias. Llevábamos la gente en nuestra unidad y en dos camionetas particulares del dueño del boliche», describió.
El joven bombero manifestó que «nadie se podía dar el lujo de atender en el lugar, porque no había ambulancias» «Los policías estaban más conmocionados por las pérdidas que tuvieron y no contábamos con la seguridad para despejar el área de trabajo de las víctimas. Era levantar a una persona, llevarla al Hospital y volver a buscar otra», aseveró.