Con gran esperanza y como un imponente complejo nacía hace 70 años, aledaño al por entonces pequeño pueblo de Las Higueras, un “Taller Regional” que repararía aviones militares del país. Los hombres de la aviación llegaban a Las Higueras y esto generaba todo tipo de expectativas. Muchas personas tristes porque los desplazaron de sus chacras y quintas, dado que el gobierno expropió 900 hectáreas al costado este del ferrocarril y también una franja de terreno sobre el costado opuesto, con el propósito de construir en aquel sector un barrio militar, el cual al final no se concretó, solamente se hizo la casa del jefe de unidad, que fue residencia por casi 30 años.
Muchas personas alegres más que las tristes, porque se generaba una fuente de trabajo formidable para centenares de jóvenes. Entonces entre algunas tristezas y miles de alegrías nacía este importante y llamativo “complejo”, y efectivamente era un complejo compuesto por una taller de aviación con gran cantidad de hangares , talleres, dependencias y pista de aterrizaje; por aquellos tiempos el mejor instalado en el país, pero además en el “sector norte” se instaló el “Grupo de Artillería Antiaérea” que era una unidad totalmente independiente , su puerta de ingreso y guardia, era el mismo edificio adonde ahora está la Escuela Técnica; mientras que adonde se encuentra actualmente la División Contaduría era la Guardia de Prevención del Taller Regional. En el centro de estas dos unidades se instala una “unidad alojada” también independiente en donde funcionaba el “Deposito Regional” que dependía de la Dirección General del Material Aeronáutico. Lo principal era el “Taller Regional”; el Grupo de Artillería estaba para defender sus instalaciones y el Depósito Regional, era una unidad de abastecimiento para adquirir y proveer los repuestos y componentes de los sistemas de armas que se intervenían.
La mano de obra que se requería para estas actividades se especializó a través de la legendaria Escuela de Aprendices. La que reciba a jóvenes -muchos de ellos pupilos- de institutos de formación técnica y de escuelas del trabajo existentes en localidades de la región y luego de tres años de exigente preparación egresaban y se los incorporaban como operarios de los distintos talleres conforme a la especialidad adquirida. Fueron muchos los agentes civiles, como también oficiales y suboficiales, que ante de ingresar a la escuela militar, egresaron de aquel instituto de formación técnica, así podemos mencionar para citar un ejemplo de tantos, que el anterior Jefe de Estado mayor de la Fuerza Aérea, Brigadier Normando Constantino, fue un egresado de aquella Escuela de Aprendices.
Estas instalaciones conocidas popularmente como “la Base”, comienzan su actividad a partir de 1944 siendo su primer jefe el Vicecomodoro Eloy Guillermo Aguilera. Con su advenimiento existió un antes y un después para la localidad de Las Higueras y la ciudad de Río Cuarto, dado que esta nueva unidad fue un complejo técnico logístico dotado con maquinarias y equipamiento de primer nivel, único en toda la región. Esto permitió , además de realizar exitosamente la intervención de los aviones, especializar a más de un millar de técnicos que prestaron servicio en esas instalaciones. Este grupo de unidades militares se caracterizó desde su comienzo por su destacado orden, la disciplina del personal, tanto militar como civil resultaba impecable. También existía una impecable prolijidad en sus instalaciones que brindaban un paisaje asombroso donde abundaron los parques con árboles muy bien cuidados; un complejo deportivo admirable, todo inmaculadamente blanco; su pista de atletismo en ovalo totalmente rodeada de arbustos cordados simétricamente, al centro de ese ovalo la cancha de futbol, tribunas para espectadores; una cancha de golf entre los depósitos de abastecimiento y el puesto 1, lo que ahora es la entrada principal y existía un pequeño lago al frente de su entrada; al frente de las tribunas de futbol una jaula con aves exóticas, distanciado hacia el sur un pozo que en su tiempo muy breve existieron dos leones, mientras que había varias llamas que vivían y recorrían todo el parque adornando el paisaje. Sus principales calles pavimentadas, con senderos de fresnos e hileras de prolijos ligustrinos en todo su recorrido.
El horario del personal, muy estricto, era de 06:00 a 14:00 hs y todo se manejaba con toques de sirena. El primero de era de 06:20 hs (llamada de personal, estos toques se oían desde la ciudad); la segunda sirena era para indicar el cierre del ingreso del personal que lo hacía por el puesto 1; y la tercer sirena era para indicar el comienzo de actividad en cada puesto de trabajo, luego había una sirena a las 11:00hs que indicaba descanso, momento que se le distribuía todos los días en cada sector de trabajo un refrigerio al todo el personal, y otra a las 11:20 hs. fin de descanso. Luego una a las 13 Hs marcaba la salida del personal administrativo (los oficinistas) y posteriormente la última sirena a las 14 hs que indicaba la salida del personal de operarios trasladados con ómnibus de la unidad. Antes de la sirena de las 14 horas no podía haber nadie afuera de los talleres.
Esta unidad militar dio preparación y trabajo a mucha gente, fue el porvenir de centenares de familias y le permitió crecer significativamente a la localidad de Las Higueras. Era impactante llegar a ella y al arribar a la plataforma frente a los hangares ver la cantidad de aviones que se intervenían y probaban para vuelo. Los bombarderos cuatrimotores Avro Lincoln y Lancaster asombraban y ver la cantidad de mecánicos a su alrededor más los que trabajaban en los hangares. También los aviones de carga Bristol y tantos más que daban al lugar un aspecto de asombro. Las reparaciones de ciclo mayor se inician con la intervención de los Curtiss Haw 75-0. Treinta de ellos fueron totalmente fabricados en la Fábrica de Aviones de Córdoba junto a su motor, Wright Cyclone, con esta máquina se duplicó la velocidad del vuelo los aviones producidos en Argentina. La trayectoria de esta unidad se encuentra llena de prestigio y en sus tiempos de máximo apogeo llegó a contar con casi mil agentes civiles, muchos de ellos con alta especialización, más todo su personal de Oficiales, Suboficiales y soldados que prestaron servicio en el mismo. Hoy en día es un “Área de Material” y sigue siendo una esperanza para miles de personas y para la región adonde se aloja. Siete décadas de existencia describen toda una gloriosa trayectoria por todos los sistemas de armas que ahí se intervinieron. Quienes vivimos en su cercanía hacemos votos para oír como antaño en cada momento el rugir de los aviones que desde este querido lugar aterrizaban y despegaban engrandeciendo el quehacer aeronáutico nacional.
Walter Bonetto
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