Les leerán la acusación y tendrán la posibilidad de hablar ante el Tribunal. No se prevé la presencia de testigos. Los acusados aún no ingresaron a la sala de audiencias.
José Vargas Parra y sus hijos, Lucía Inés y José “El Yaca”, estarán por primera vez juntos en el banquillo de los acusados por el juicio que intenta develar lo ocurrido con Nicolás Sabena, el joven desaparecido desde septiembre de 2008.
Los jueces de la Cámara Primera del Crimen les leerán la acusación y los imputados tendrán la posibilidad de hablar ante el Tribunal. En esta nueva audiencia, no se prevé la presencia de testigos.
Los acusados aún no ingresaron a la sala de audiencias, donde los esperan sus abogados defensores, el fiscal Fernando Moine y los padres de la víctima.
Amenazas
Rosa Sabena, la madre de Nicolás, fue increpada por un sujeto en la vía pública, quien la amenazó violentamente y el fiscal de Instrucción Julio Rivero dispuso que se le adjudique custodia personal.
“Dice Pepe Vargas que te cuides porque te vamos a hacer bosta”, enfatizó el agresor.
Esta mañana, Rosa se reunió con su abogado René Bossio y luego hizo una denuncia en la Justicia.
El diálogo con Telediario, Rosa precisó que a las 11 de la mañana del sábado, cuando caminaba por Santiago del Estero al 700, fue sorprendida por un sujeto que la amenazó.
El hombre tenía la cara cubierta y dijo que fue enviado por los Vargas Parra.
Lugar arrasado
José Vargas habló por primera vez desde que desapareció Nicolás Sabena y negó responsabilidad por la ausencia del joven.
Vargas fue detenido en la vía pública poco después de las 20 de l lunes, junto a su hija Lucía Inés, y ambos resultaron trasladados a la Unidad Departamental, donde permanecen alojados en la Alcaidía.
El comisario mayor Oscar Zuin aseguró que no estaban armados, ni opusieron resistencia.
Hubo tres allanamientos el lunes para intentar cercarlos, aunque habían dado resultado negativo. Sin embargo, los investigadores tenían datos de los sectores donde podrían intentar ocultarse.
El imputado dijo que recordaba a Nicolás “como una buena persona”, aunque expresó “no me interesa”, cuando le consultaron sobre qué pudo haber pasado con el jóven que fue visto por última vez en septiembre de 2008, en la quinta que los Vargas poseían cerca de la ruta A005.
– ¿Cuándo fue la última vez que lo vio a Nicolás?
– El día que se fue de mi casa, estaba sano y salvo.
– ¿El se fue de su casa voluntariamente?
– Si, él se manejaba solo.
– Se habla de que había tráfico de drogas y que ustedes lo utilizaban para eso…
– No, hermano… Estás equivocado.
– ¿Qué piensa de todo lo que se dice?
– Nada, porque no he hecho nada y mi familia tampoco…
– ¿Se había escondido Vargas? ¿Por qué no se entregó?
– Cómo me voy a entregar si hace un rato me enteré…
– ¿Por qué se los culpa a ustedes?
– Por política, es todo política
– ¿Qué cree que pudo haber pasado con Nicolás?
– No sé, no me interesa… Mientras estuvo en mi casa estaba bien.
– ¿Donde cree que está ahora? La madre lo está buscando…
– No sé… la madre… muy buena madre (dijo en forma irónica)
– ¿Qué tiene para decir de la familia Sabena?
– Nada, no me interesa.
– No entiende el dolor de una familia que busca a su hija desde hace tanto tiempo….
– Si…
– Vargas, ¿usted cree que aportó lo que tenía que aportar?
– Si…
– ¿Por qué no habló antes?
– Si yo hablé…
Detención
La Cámara Segunda del Crimen ordenó la detención de tres integrantes de la familia Vargas, principales sospechosos por la desaparición de Nicolás Sabena.
Además del principal imputado, José “El Yaca” Vargas, el Tribunal ordenó la detención de José Vargas y su hija, Lucía Inés.
Los jueces agravaron la calificación penal de los principales sospechosos a “secuestro coactivo agravado por el número de participantes”, por la desaparición de Nicolás, quien fue visto por última vez en septiembre de 2008. Para la audiencia de hoy fueron citados cinco testigos, entre quienes se encuentran la directora del nivel secundario del colegio Santa Eufrasia, a donde concurría Nicolás, y dos vecinas de la familia Sabena.
“Yaca” Vargas tiene 36 años, es soltero y padre de una hija de 15 años. Afirmó ser adicto, ganar 2 mil pesos por mes y tener antecedentes penales, fundamentalmente, por robos.
Satisfacción
Rosa Sabena, la mamá de Nicolás, manifestó su satisfacción por la decisión de la Cámara Segunda del Crimen, que ordenó la detención de los tres integrantes de la familia Vargas, principales sospechosos por la desaparición del joven.
“Los jueces agravaron la imputación tras el pedido del fiscal y el delito tiene una pena de 10 a 15 años”, enfatizó.
Rosa manifestó que “tuvimos la suerte de tener un Tribunal responsable, que leyó el expediente, ordenó inspecciones como las que ocurrieron la semana pasada y con jueces que conocían cómo sucedieron los hechos”.
“Los episodios fueron como yo siempre dije”, expresó en diálogo con Telediario.
La mujer, convertida en madre coraje a partir de una lucha incansable en busca de la verdad, aseveró: “Es la coronación a tantos años de esfuerzo, de sufrimiento, de negaciones… La Justicia me ha dado un aliciente y el sentimiento es hermoso. Hasta ahora, me sentía en tierra de nadie porque parecía que cualquier delincuente podía hacer desaparecer un hijo”, subrayó.
Por su parte, el abogado querellante, René Bossio, afirmó que “Nicolás nunca salió por sus propios medios de la quinta”.
“Veníamos sosteniendo de que no se trataba de una simple prohibición ilegítima de la libertad, sino que estuvo secuestrado y oculto. Lo obligaron a hacer algo en contra de su voluntad, en especial con un conflicto relacionado a las drogas”, señaló.
Inspección ocular
Por decisión de los jueces que integran el tribunal de la Cámara del Crimen, se realizó una inspección ocular en la quinta de los Vargas, donde fue visto por última vez Nicolás Sabena, desaparecido desde septiembre de 2008.
La medida se resolvió luego de la declaración de los policías Fernando Pereyra y Gustavo Oyarzábal, quienes participaron en la investigación y fueron cuestionados por la familia de la víctima debido a los llamados que recibían los Vargas antes de cada allanamiento.
Los jueces pudieron evaluar las distancias y la visibilidad desde la tranquera hacia el interior de la quinta. Del operativo también participó el fiscal, la querella y la defensa.
Los Vargas ya no viven en el lugar, debido a que compraron una vivienda en el centro de la ciudad. La medida habría surgido debido a la enfermedad de la esposa de José Vargas, quien falleció el año pasado.
Las dudas
Con la declaración de cinco policías, se realizó ayer la segunda audiencia por el juicio a uno de los integrantes de la familia Vargas, acusado en la causa Nicolás Sabena.
La actuación policial había sido cuestionada junto a la del fiscal Walter Guzmán por impericias en la investigación y los llamados que recibió Vargas antes de los allanamientos en su quinta.
Rosa Sabena recordó que entre los policías que declararon se encuentran aquellos que fueron denunciados por “irregularidades”.
“Ellos han dado su versión y la Cámara ha corroborado de que todos mis dichos fueron ciertos. Antes de realizar cada allanamiento avisaban a los Vargas Parra. De esta forma, no se pudieron obtener pruebas más contundentes”, enfatizó.
Sabena indicó que “el juez González Castellanos puso como ejemplo el operativo por trata de personas, donde la policía irrumpió rompiendo puertas, y acá le avisaron a pesar de que buscaban a una persona”.
Por su parte, el doctor René Bossio remarcó que “hay innumerables llamadas a los Vargas en el expediente” y afirmó que “el juicio permite dejar de lado la carne podrida que se intentó mezclar en la causa”.
“Fueron ellos”
En la primera audiencia declaró Rosa Sabena, quien habló sobre lo sucedido en los últimos días de su hijo Nicolás, antes de su desaparición.
En una polémica definición, la investigación determinó que los Vargas son los principales sospechosos por la privación de la libertad de Nicolás, aunque no llegan imputados por su desaparición y eventual muerte.
“Los Vargas Parra sustrajeron a mi hijo, se aprovecharon de que era un chico sumamente vulnerable, lo llevaron a vivir a su quinta y cuando estuvo días llorando porque quería irse de ahí, no lo dejaron; no tengo dudas de que fueron ellos los que lo mataron”, advirtió la mujer ante los jueces.
“Que se sepa la verdad”
En el inicio del juicio al “Yaca” Vargas, Rosa aseguró que el proceso genera “muchas expectativas de que se sepa la verdad”.
Rosa expresó que “todos estos años han sido una agonía” y advirtió que “no hay dudas de la responsabilidad de los Vargas Parra”.
“Mi hijo era inmaduro y manejable. Esta gente logró atraerlos con la hija, lo arrancaron del hogar y lo llevaron para utilizarlo en el mundo delictivo, en la venta de drogas, posiblemente como dealer. Mi hijo vio algo, no lo dejaron salir y lo mataron”, enfatizó.
Por su parte, el abogado René Bossio, manifestó que no descartan que en medio del juicio cambie la calificación del delito que en principio es privación ilegítima de la libertad.
Añadió que van a “seguir luchando porque los demás imputados lleguen al juicio”.
Bossio resaltó que “Rosa es una luchadora” y reconoció que la investigación tuvo muchas irregularidades.
Desenlace fatal
El 1 de diciembre de 2010, la familia de Nicolás Sabena, presentó un escrito ante la Cámara Primera del Crimen que aún debía evaluar la apelación a la prisión preventiva de los Vargas y describió cómo se habría producido el violento desenlace en la vida de Nicolás.
El texto que anticipó TD Digital advertía que el joven habría sido acuchillado y descuartizado. Fue la primera descripción judicial sobre una investigación que aún deriva en la impunidad.
En informe señaló que “la sangre hallada en cuchillo secuestrado en la casa de Vargas es humana, según lo informa el Ceprocor a fs. 584, y el peritaje efectuado con los perros de odorología forense, de modo inequívoco, señala que hallaron el olor de Nicolás en la hoja del cuchillo y en el baúl del vehículo Pointer”.
Añadió que el organismo científico determinó que a través de la prueba del Luminol se hallaron resultados positivos “en la pared de la cocina, en la bañera del baño, en el fondo del balde de albañil que estaba en la pileta del lavadero, en el piso al lado de la cama donde dormía la víctima y en el piso del asiento trasero del Volkswagen Pointer bordó dominio AYK 940 de propiedad de Vargas Miserendino”.
Para el abogado querellante, José Sagarraga, esto “permite suponer también que no solo el chico fue apuñalado, sino posiblemente que su cuerpo haya sido descuartizado en la bañera, y trozado en pileta del lavadero”.
“De manera que esas son pruebas concluyentes que demuestran que la hoja del cuchillo atravesó la epidermis de Nicolás y el olor hallado en el baúl del vehículo no dejan dudas que el cuerpo de Nicolás estuvo dentro del mismo. Circunstancia que ni siguiera pasó por la cabeza de los jueces pese a que expresan en su resolutorio que ha sido la causa objeto de un exhaustivo análisis”, sentenció.
Informe
En respuesta al duro fallo de la Cámara, que cuestionó ampliamente el material probatorio en contra de los Vargas, la querella señaló “el 14 de setiembre de 2008, en horario que no ha podido establecerse con exactitud, pero ubicable entre las dieciocho y las veintiuna horas, José Vargas en compañía de los integrantes de su familia José Francisco Vargas Flores, Lucía Inés Flores y Adelina Flores, retuvieron privándolo de su libertad ambulatoria”.
Se indica que lo habrían trasladado desde la Quinta “a otro lugar aún no determinado por la instrucción, donde lo ocultaron con la finalidad de compelerlo a efectuar el pago de una deuda de dinero, que el mismo Sabena mantenía con los nombrados”
Refiere que Lucía Vargas se comunicaba con Nicolás a través de una línea telefónica, con característica en Rosario, que pertenecía, en realidad, a una mujer que habría sufrido el robo de identidad tras extraviar el documento.
“En allanamiento practicado en la quinta de los Vargas fueron secuestrados numerosos “chips” sin activar para usar, lo que demuestra que las actividades de los imputados nos son precisamente laborales sino evidentemente delictivas. Nadie tiene en su casa “chips” sin activar a los fines de su eventual utilización, salvo quien se encuentra habitualmente dedicado a las actividades ilegales”, consideró el abogado Sagarraga, quien era asesor legal de Sabena.
Con respecto a los ritos esotéricos, evaluó que “de ninguna manera puede tomarse como libertad de culto maldecir a las personas” y manifestó que “eso sólo puede ocurrirles a mentes precarias y delictivas”.
“Además los señores Camaristas parecen olvidar que en el allanamiento efectuado en la Casa de Vargas Parra el 05/08/10, se secuestraron numerosas armas de fuego de grueso calibre. Esto habla por sí solo de las actividades delictivas de los miembros de la mencionada familia”, puntualizó.
“Advertencia mafiosa”
Semanas atrás, la quinta de la familia fue objeto de hechos vandálicos. Las agresiones a la propiedad fueron advertidas el pasado viernes, y la policía inició las actuaciones.
Según precisó la madre de Nicolás -el joven desaparecido en septiembre de 2008-, autores ignorados rompieron el sistema eléctrico y el cableado, aunque “no robaron nada”.
En la propiedad que la familia Sabena posee, camino a Tres Acequias, han destrozado todo el sistema eléctrico, dejando sin luz a las instalaciones. Estos hechos, a poco de iniciarse el juicio por la desaparición de Nicolás, a la familia Sabena le suenan a advertencia.
“Vinimos – a la quinta- y nos encontramos con que no había luz, y cuando fuimos al pilar nos dimos con que habían roto todo; la llave térmica, la tapa que cubre el medidor, estaban cortados todos los cables”, explicó Rosa Sabena en diálogo con Telediario.
La mujer, que ya efectuó la denuncia ante la Justicia provincial, dijo que se sintió “muy vulnerada”, y que las agresiones a la propiedad “van mucho más allá de un hecho vandálico común”
“Para mí este es un mensaje mafioso para quitarnos la fuerza y no lo van a lograr, aunque esto genera temor”.
Para Rosa Sabena, “es un mensaje mafioso por la cercanía del juicio” a integrantes de la familia Vargas, acusados de la desaparición de su hijo.
Vandalismo
“Ingresaron hasta el frente de la vivienda y destruyeron a golpes un poste. El temor nos ha ganado y creemos que es un claro mensaje mafioso, porque estamos próximos al juicio. Pudieron haber robado, pero no lo hicieron, y es la segunda vez que ocurre un hecho similar. El anterior episodio fue en febrero de 2011″, advirtió.