Bastiaan Zwikker nació en Leiden, a pocos kilómetros de La Haya, en Holanda. En el 2001, se enamoró de Belén, una joven riocuartense, y juntos decidieron radicarse en nuestra ciudad 6 años después.
El duelo entre Argentina y “la naranja mecánica” por las semifinales de la Copa del Mundo reactivó una pasión futbolera y el dilema entre dos amores.
“Esto empezó la semana pasada cuando veíamos que se iban a cruzar. Los mensajitos, las cargadas, todo… Amigos, familia, llamados y todo lo que puede pasar el miércoles”, dijo entre risas.
Bastiaan admitió que alentó a la albiceleste en todos los partidos porque lo siento “como la segunda patria”, aunque el duelo con Holanda “cambió las cosas”.
“Vamos a ver juntos el partido y cada uno gritará sus goles. Esto será muy especial. Allá pintan todo de naranja en cada mundial y acá es muy lindo por la pasión. La Argentina en ese sentido es único”, afirmó.
Bastiaan y su cuñado argentino compartieron el mundial del 2006 en Alemania y el joven holandés pudo vivir de cerca la euforia nacional.
“Este fútbol de Holanda no es el más lindo, pero es un equipo muy fuerte. Ahora quedan dos finales y ser el mejor subcampeón del mundo no es el título del mundo”, aseveró.