Singer lleva décadas especializándose en comprar deuda de países como Perú o Congo cuando su valor se encuentra depreciado para después reclamar un precio mucho más elevado.
El multimillonario Paul Singer se convirtió en el rostro más visible de los fondos buitre que afectan a la Argentina.
Singer tiene casi 70 años y es el fundador y presidente de Elliot Management Corporation, una empresa comercial con sede en Nueva York que fue lanzada en 1977 con 1 millón de dólares de capital y que hoy administra activos por aproximadamente u$s 23 mil millones.
Como una versión extrama del Lobo de Wall Street, Singer es la cara visible de la disputa entre la Argentina y los fondos buitre que compraron deuda soberana en default y reclaman el pago total de esos bonos.
Representan un escaso porcentaje de los tenedores de bonos que no entraron a los tres canjes de deuda que ofreció la Argentina en 2005, 2010 y 2013.
El propio sitio de la fundación que lleva su nombre, The Paul E.Singer Foundation, destaca los comentarios de los diarios estadounidenses The Wall Street Journal que reconoció a Elliot “por su previsión inicial de la crisis económica de 2008″, y del The New York Times que publicó que “de todos los gestores de hedge funds de Wall Street, Elliott es uno de los más venerados”.
Elliot Management es, a su vez, propietario de NML Capital, el fondo buitre que consiguió hoy que la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos no aceptara la apelación argentina contra de los bonistas que no aceptaron los canje de deuda en default.
Pero hasta llegar a esta instancia de intervención del Máximo Tribunal de Estados Unidos, el fondo NML Capital logró, entre otras cosas, embargar en 2012 la Fragata Libertad, mientras estaba anclada en un puerto del país africano Ghana.
Singer lleva décadas especializándose en comprar deuda de países como Perú o Congo cuando su valor se encuentra depreciado para después reclamar un precio mucho más elevado. Lo mismo que hizo con la Argentina después de que declarara el default en 2001.
Y de cara a 2015, el fondo que lidera Singer había dicho que prefiere negociar con líderes políticos como el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli; el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, o el diputado Sergio Massa, quienes ya dieron a conocer sus ambiciones para suceder a Cristina Kirchner en 2015, antes que con el Gobierno actual.
El negocio buitre
La lista de fondos buitre que litigan e impulsan un fuerte lobby en contra de la Argentina son 47. Sin embargo, se trata sólo de variaciones en la composición accionaria entre los mismos fondos, que se identifican por alguna letra o número. Se trata de fondos que forman parte de reconocidas firmas financieras pero que, para preservar las apariencias, se mantienen como unidades de negocio separadas. Los eventos públicos y las donaciones al Partido Republicano se realizan, en el caso de Singer, a través de Elliott Management, una compañía que administra más de 12 mil millones de dólares y que logró sortear con éxito la crisis de las hipotecas subprime en Estados Unidos. Mientras que, las acciones judiciales extorsivas contra la Argentina, Perú y el Congo se canalizan a través del más discreto NML Capital.
La legitimidad social de Singer se construyó a través del financiamiento al Partido Republicano, como en las campañas presidenciales de Mitt Romney y en el todavía menos exitoso intento del ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani. Pero sus intereses son más amplios. Es uno de los principales donantes de la policía de Nueva York y fundador de la American Task Force Argentina (ATFA), el lobby de los buitres en Washington donde participan ex funcionarios del FMI y de la administración de Bill Clinton. Uno de los legisladores más permeables a las iniciativas de la ATFA es el representante republicano de Florida, Marco Rubio.
Hasta ayer, los logros buitres eran escuetos y su estrategia se concentraba en trabar embargos por todo el mundo contra bienes del Estado Nacional. El caso más reciente fue la retención de la Fragata Libertad en un puerto de Ghana. En total, se registraron 28 intentos: reservas del Banco Central, cuentas de las embajadas, inmuebles de la Fuerza Aérea y hasta el Tango 01, el avión presidencial, componen el listado. En todos, el Estado argentino recuperó el bien embargado sin haber negociado con los fondos buitre.
La suerte de Singer y la del administrador de su fondo, Jay Newman, cambió cuando el juez Thomas Griesa habilitó una forzada interpretación de la cláusula pari passu –tratamiento igualitario– que figura en los títulos de deuda. El fallo del magistrado dispone que, para garantizar el tratamiento igualitario entre los acreedores, el país debe realizar un pago en efectivo por 1330 millones de dólares y condiciona a las entidades (la principal, Bank of New York), encargadas de cursar la cancelación de los vencimientos con el 92,4 por ciento de los acreedores que ingresaron al canje, a la ejecución de la sentencia. La estrategia que ayer logró imponerse ante el rechazo de la Corte Suprema a discutir el fallo de Griesa ya había sido desplegada con éxito contra Perú en 1995. El fondo buitre recibió más de 58 millones de dólares del gobierno peruano por unos bonos en default adquiridos por 11,4 millones.
Pero los buitres no sólo viven de la rapiña de países en quiebra a los que dicen querer ayudar, también se alimentan del sector privado. En 2003, el fondo de inversiones de Singer intentó interferir en la operación donde la multinacional estadounidense Procter & Gamble absorbió a la alemana Wella. Luego de adquirir un paquete minoritario de acciones en la firma cosmética germana amenazó con trabar la transacción si los norteamericanos no mejoraban la oferta como finalmente sucedió.
Uno de los últimos y más rentables negocios de Singer fue a través de Elliott en Estados Unidos, después de adquirir y especular con la autopartista Delphi, una ex subsidiaria de General Motors. En medio del estallido de la burbuja especulativa en Estados Unidos, su fondo desembarcó junto con otros buitres en Delphi, donde se convirtió en el accionista controlante. Primero adquirieron su deuda por un 20 por ciento de su valor nominal y luego sus acciones, pagando sólo 67 centavos por acción. Cuando salieron al mercado las acciones cotizaron 22 dólares, una ganancia del 3000 por ciento.
La exorbitante rentabilidad de los buitres no hubiera sido posible sin el acceso –presiones de cierre de todas sus plantas y destrucción de 25 mil puestos de trabajo mediante– a los distintos planes de salvataje que lanzó el gobierno de Barack Obama. En total, los subsidios, condonación de deudas y beneficios estatales de Delphi ascendieron a 12.900 millones de dólares. Finalmente, de 29 plantas que tenía la compañía en Estados Unidos sólo cuatro siguen funcionando. Una investigación realizada por Greg Palast publicada en la revista norteamericana The Nation reveló que uno de los inversores en ese negocio junto con Singer fue el ex candidato presidencial republicano y su esposa, Mitt y Anne Romney. Por su inversión inicial de un millón de dólares recibieron, por lo menos, 15,3 millones de dólares. El martes pasado, Delphi anunció su desembarco en la Argentina a través de la compra de la empresa sanjuanina TAC.
Fuente: El Cronista – Página 12
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