Un piloto logró vencer a la niebla y trasladar un corazón para trasplante

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El piloto y la tripulación esperaban en El Plumerillo. Media hora antes de que los médicos terminaran de extraer el órgano del donante, se les informó que el aeropuerto de Córdoba estaba cerrado por las malas condiciones climáticas.

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Claudio Pistone es un piloto con 5 mil horas de vuelo. Ayer su experiencia le permitió cumplir con un operativo del Incucai. A pesar de la densa niebla despegó desde Mendoza y aterrizó en el aeropuerto Pajas Blancas de Córdoba sin problemas.

El piloto y la tripulación esperaban en El Plumerillo. Media hora antes de que los médicos terminaran de extraer el órgano del donante, se les informó que el aeropuerto de Córdoba estaba cerrado por las malas condiciones climáticas. Era cuestión de esperar un mejoramiento para poder volar.

«Cuando llegaron los médicos le informamos que no se podía despegar y no había hora estimada; solo había que esperar a ver si las condiciones meteorológicas mejoraban», relató Pistone.

Una gran desazón invadió el lugar. «Estábamos todos muy bajoneados y los médicos nos dijeron que quedaba muy poco tiempo», comentó el piloto. Los órganos tienen un tiempo de conservación en frío, que en el caso del corazón es de 6 horas. Al cabo de ese período el órgano deja de ser útil para realizar el trasplante.

«En ese momento de tensión, llegó un parte meteorológico con una leve mejora de la visibilidad, por unos minutos, y ahí decidimos despegar», contó el piloto. Sin embargo, la situación no había sido superada porque durante el vuelo desde la torre de control avisaron que se volvió a cerrar el aeropuerto por la niebla.

Pistone contó que luego de unos minutos, desde Córdoba le informaron que se registraban mejoramientos temporarios, muy breves. «Ahí tomamos la decisión de realizar el procedimiento que corresponde en esos casos y ver si encontrábamos ese momento de mejora para aterrizar».

El piloto destacó las condiciones en las que se encuentra el Aeropuerto de Córdoba, recientemente modernizado y habilitado para realizar aterrizajes por instrumentos, en caso de que se reduzca la visibilidad por cuestiones climatológicas.

«Cuando llegamos había muy poca visibilidad; de repente había solo 50 metros», agregó. Sin embargo, eso no fue impedimento para que el piloto realizara la maniobra y tocara suelo, lo que permitió completar el operativo.

«Cumplir con la misión es lo más importante; sentimos mucha alegría después de aterrizar, porque los médicos ya estaban dando por perdido el operativo», agregó. El Incucai tiene una lista de 7600 pacientes a la espera de su órgano y en lo que va del 2014 se realizaron casi 500 trasplantes.

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