La maestra y sus lecciones de lucha y dolor

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La maestra y sus lecciones de lucha y dolor

Durante casi dos años fue maestra rural en Huinca. En el 2013, chocó con su auto cuando iba a dar clases y luego de 3 meses de recuperación, la escuela cerró. Hoy volvió a su rol docente, pero hace 6 meses que no cobra un sueldo.

NANCY BONOTTO

Nancy Bonotto nunca imaginó un destino rural, donde fuera maestra y tutora de historias que la marcarían para siempre. Durante casi dos años,  la seño Nancy asumió la custodia del pequeño predio rural en Huinca Renancó. La escuela Ricardo Gutiérrez fue la razón de todas sus razones y el mejor de sus recuerdos.
«Sin saber donde quedaba Huinca, me fui con mi maleta. Fue muy duro dejar toda mi vida acá, mi casita, mis hijos y mis nietos para ir al campo al medio de la nada. Amo mi actividad docente y me ganaron el corazón los niños y sus familias», relató.
Nancy recuerda que al principio tenía solo 3 alumnos, entre ellos, dos hermanitos. «La escuela es bellísima y el lugar, hermoso. Habíamos hecho muchos trabajos para cuidarla. Hay mucha historia allí y la gente colaboraba para dejarla en buenas condiciones», enfatizó.
La docente admitió que debía asumir el rol de maestra, portera, parquera y cuidadora de la escuela y la casona.
El 12 de junio del año pasado, la mujer sufrió un accidente cuando estaba arribando en su automóvil particular a la escuela. El cansancio y el mal estado de las calles influyeron en la colisión. El choque marcó mucho más que las lesiones en su cuerpo.
«Estaba llegando, pero son caminos con mucho guadal. Con muy poca experiencia en el volante, intente virar para salir de la zona de los árboles y terminó colisionando», relató.
El accidente le provocó un traumatismo craneal, lo que obligó a tres meses de recuperación. «La cara me había quedado desfigurada, tenía que recuperarme, pero en el campo había dejado la casa abierta, todo inconcluso. Mi superiora me exigía volver y no sabía que hacer», enfatizó.
El volver a empezar fue tan complejo como incierto. Nancy fue derivada en una suplencia a una escuela de Del Campillo y luego, al tecer grado del Centro Educativo Domingo Faustino Sarmiento. Hace 6 meses que ni siquiera cobra un sueldo y su espera se convirtió en angustia.
«La escuela era mi casa y después me encontré practicamente en la calle. Nunca se presentaron los papeles y hace 6 meses que no cobro dinero, pero sigo trabajando», expresó.
Nancy dijo que «solo los niños dan fuerza para seguir». «Me llenan el alma y el corazón. Estoy feliz por ellos, aunque al mismo tiempo siento la tristeza de no haberme despedido de mis chicos», señaló emocionada.

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