El espárrago está constituido sobre todo por agua (94%), por lo que es de fácil digestión para el organismo. Es nativo del Mediterráneo y existen dos variedades principales: el blanco y el verde. El blanco crece bajo tierra, por lo que, al no recibir la luz solar, no desarrolla la clorofila, pigmento responsable del color verde de los vegetales. Los espárragos son verdes si crecen en contacto con la luz del sol. Su sabor es muy suave y cuando están frescos poseen las puntas cerradas y compactas, el tallo recto y firme y sin cambios de coloración.
Esta hortaliza está constituida sobre todo por agua (94%), por lo que es de fácil digestión para el organismo. Es uno de los alimentos con menor contenido calórico, su nivel en azúcares y grasas es muy bajo. Por otro lado, es muy rica en proteínas (3 g / 100 g). Además, posee un alto contenido en fibra (1,5 g / 100 g) que
ayuda a regular el tránsito intestinal.
En cuanto a sus vitaminas, se destaca la presencia de folatos (113 mcg / 100 g), provitamina A (53 mcg / 100 g) y de las vitaminas C (22 mg / 100 g) y E. Además, son ricos en vitaminas del grupo B como la B1 y la B2, necesarias para mantener tejidos sanos. Contienen purinas, por lo que no son recomendables para personas con ácido úrico elevado, gota o problemas renales. Los espárragos blancos contienen menor cantidad de vitaminas que los verdes, sobre todo si se toma como referencia su aporte de folatos y de vitamina C. También poseen menos asparragina, responsable de su particular sabor.
Fuente Nuticionista Graciela Ravazzani