«Al nacer me asignaron género masculino en base a la apariencia de mis genitales, pero con cinco años ya caminaba por mi casa en Filipinas con una camiseta puesta en la cabeza. Mi madre me preguntaba por qué me la ponía así y yo le respondía: Mamá es mi pelo. Soy una chica”.
Con esta anécdota, la modelo Geena Rocero confesaba el pasado 31 de marzo (Día Internacional de la Visibilidad Transgénero) su transexualidad en una conferencia de la organización TED y compartía con el mundo la verdadera historia de su vida, una existencia que hasta finales del año pasado había ocultado y maquillado incluso ante sus amigos y conocidos más cercanos.
Aunque la naturaleza le regaló proporciones canónicas y facciones casi perfectas, también le jugó la peor de las pasadas: otorgarle un cuerpo masculino que nada tenía que ver con su verdadera identidad.
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