El rectorado de Klappenbach, dos años de la «Uni» popular
La Universidad de Río Cuarto nació como una conquista popular, un reclamo en las calles que llegó hasta las oficinas burocráticas del poder central. Fue el 1 de mayo de 1971 el día en que se publicó la decisión oficial de crearla, en un acto simbólico que revolucionó la educación en la ciudad.
Dos años después, durante la presidencia de Cámpora, asumía como rector el filósofo Augusto Ángel Klappenbach Minotti . Su rol normalizador se extendió entre el 28 de septiembre de 1973 hasta el 15 de octubre de 1974, antes de su exilio político a España.
Aquellos años definieron la matriz ética y latinoamericana de una Universidad que debió enfrentar los golpes de la dictadura militar y el legado neoliberal.
Un documental busca recuperar la historia del hombre y sus valores. «La Universidad que no queremos», es un valioso informe de Eduardo Aguirre, en el que se expresa la filosofía de un tiempo de activismo pleno.
«Es un relato cronológico histórico, un corte desde septiembre del 73 a octubre del 74, en el que se suman hechos en el país y latinoamérica, como la caída de Allende en Chile», precisó Aguirre en diálogo con Telediario.
El documentalista precisó que «se apeló a documentos que había en la Universidad, los diarios de la época y la información que aportó Klappenbach durante una visita a España».
El movimiento estudiantil que sobrevivió a las dictaduras de Onganía, Levingston y Lanusse, acompañó a Klappenbach como un desahogo de libertad educativa. Las asambleas populares en el campus definían una década de fuerte participación política.
«Klappenbach llegó con una movida estudiantil y docente. Estuvo muy apoyado con los estudiantes, quienes favorecieron su arribo al poder. La Juventud Peronista y el PRT lo respaldaron», destacó.
Aguirre resaltó que «fueron dos años muy intensos, donde se realizaron obras y acciones que cambiaron la Universidad».
41 años después, el legado de Klappenbach se debate en las aulas universitarias como reflejo de un tiempo que debió ser mejor.
«Nos comentaba Augusto que 30 años después de haberse desvinculado de la UNRC volvió a hacer un puente desde la memoria y el contacto con el rectorado actual», indicó.