En el discurso de inauguración del 132º periodo legislativo del Parlamento, la Presidenta destacó el proceso de reindustrialización, el crecimiento sostenido del país que destacan organismos internacionales, la producción de alimentos y la inclusión social subrayada por la FAO, además de la generación de empleo.
Como se estimaba, la presidente Cristina Kirchner inició su discurso en la 132° Asamblea Legislativa haciendo referencia a las políticas económicas y de inclusión social que viene aplicando el Gobierno nacional desde el 2003 a la fecha.
«La economía ha vuelto a crecer y estamos volviendo a completar el periodo de crecimiento económico con inclusión social más virtuosos de los 200 años de historia como Nación», afirmó la mandataria ante cientos de legisladores, funcionarios e invitados al
Parlamento para escuchar su séptimo discurso consecutivo.
Cristina Kirchner defendió la gestión del Gobierno basándose en un informe del Banco Mundial, que destaca los avances de la Argentina en materia social. Allí, afirmó, se «elogia la reducción de la pobreza y de la desigualdad», y en el que destaca «el liderazgo de nuestro país como el que destina el mayor porcentaje del PBI (Producto Bruto Interno) al gasto público social», en el que se incluye las transferencias monetarias a los sectores de menores ingresos
«Argentina es el país que mayor cantidad de recursos consagra a la inversión social», reiteró, y mencionó al programa de Precios Cuidados, que obtuvo un igual reconocimiento de las Naciones Unidas. La jefa de Estado señaló que «para la FAO, el programa Precios Cuidados es una medida que facilita el acceso a los alimentos».
Sin embargo, aclaró: «el mayor elemento para reducir la pobreza en la Argentina no han sido las transferencias de planes sociales. El verdadero centro ha sido el surgimiento del trabajo legal y registrado. Mas de 6 millones de puestos de trabajo, el retorno de las negociaciones colectivas en condiciones libres entre patronal y sindicato, que ha permitido además poner en funcionamiento el Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil».
«Ello llevó a nuestro salario -continuó- a ser el más importante en términos nominales y de paridad de poder adquisitivo (de América Latina). Un salario no solo se mide por la cantidad de pesos que se cobran, sino por lo que se puede comprar con esos pesos».
Con respecto a este empoderamiento del sector trabajador, la presidente recordó el «altísimo grado» de los afiliados y sindicalización en los gremios desde que asumió Néstor Kirchner el Ejecutivo. Puso como ejemplos a la UOM (Metalúrgicos), que creció entre 2003 y 2014 de 50 mil a 250 mil afiliados, y la Uocra (Construcción), que ascendió en el mismo período de 70 mil a 450 mil inscriptos en las entidades.
«Es una herencia del peronismo, que ha sido uno de los pilares fundamentales que ha permitido generar una clase trabajadora que lucha por sus derechos, que no permite retrocesos», aseguró.
Defensa del Consumidor
La presidente anticipó en un tramo de su oratoria que se avanzará con la puesta en marcha de «instrumentos» para defender a los usuarios y consumidores frente a «abuso de sectores concentrados, oligopólicos y monopólicos».
«Creo que entre muchas de las cosas que van a hacer la agenda legislativa de este año, vamos a tener que abocarnos desde el Ejecutivo y el Legislativo a sancionar instrumentos que defiendan de una buena vez a usuarios y consumidores frente al abuso de sectores concentrados oligopólicos y monopólicos», planteó.
«Ocho corridas cambiarias»
La mandataria también recordó que su gobierno debió soportar ocho corridas cambiarias que implicaron la fuga de más de 60 mil millones de dólares y que comenzaron con su llegada al Poder en 2007. «Néstor (Kirchner) siempre me decía que cuando él llegó a la presidencia todo podía derrumbarse y nadie quería hacer olas».
Sin embargo, señaló que «cuando pasa la malaria, todos comenzamos a tener distintas actitudes y pensamos que podemos apropiarnos de mayor parte de la renta, con métodos que a veces no podemos darnos cuenta que eso termina en una crisis para todos», al aludir al incremento de precios desmesurado concretado por comercios y empresas tras la devaluación de fines de enero pasado.
Además destacó el proceso de desendeudamiento llevado a cabo desde 2003 hasta le fecha. «En materia de deuda per cápita, elegí medirla en cantidad de salarios mínimos, para que podamos darnos idea de qué estamos hablando. En 1999 cada argentino debía 10,6 salarios mínimos de deuda externa, en el 2003 eran 25,6 y en 2013 eran 1,9 salarios mínimos, producto de la política de desendeudamiento», explicó.
El mito del autoabastecimiento energético
En materia de energía, la jefa de Estado rechazó las críticas de opositores y especialistas que cuestionaron este verano al Gobierno por los masivos cortes de luz, y les pidió terminar con «la falacia del autoabaestecimiento energético que había en el 2003».
Ese año, el país «tenía 54% de pobreza, 25% de desocupación, no había fábricas, había gas para exportar porque nadie tenía trabajo. No había nada para enchufar y ahora tienen lavarropas, plasmas, aires acondicionados, planchas, secarropas, y está fantástico (que así sea). Esta es la gran falacia y mito del autoabastecimiento».
Cristina Kirchner enumeró que el crecimiento que alcanzó el país desde entonces, como la duplicación del PBI, la apertura de más de 200 mil empresas, la caída del desempleo, y el récord de consumo de energía domiciliaria en la región, entre otros. Y completó: «con todo eso sólo importamos el 9,4% de la oferta total de energía y con la recuperación de YPF vamos al autoabastecimiento definitivo».
La jefa de Estado habló de la «revolución energética» que liderará la petrolera nacionalizada y fundada por el ingeniero Enrique Mosconi. Mencionó que Argentina es la cuarta reserva mundial de recursos de petroleo shale, detrás de Rusia, Estados Unidos y China, y la segunda reserva mundial de gases no convencionales. «Estos recursos representan 123 años de consumo en petróleo y 410 años en gas. Y el 41% está en el yacimiento de Vaca Muerta», sostuvo.
A modo comparativo, indicó el rol estratégico de estas reservas hidrocarburíferas para los Estados Unidos, y planteó la dificultad que representa para el desarrollo económico «depender energéticamente» de otros países.
«Van a tratar de volcar esa energía barata a la industria pesada primero y a la liviana después, para lograr la autonomía. Los que no somos potencia también (la queremos) para que no nos manden. Otros quieren autonomía para mandar a todo el mundo», concluyó.