Diego Croci, egresado de la Universidad de Río Cuarto, integra el equipo de investigadores del Conicet, liderado por Rabinovich. Hallaron un mecanismo que bloquea los vasos sanguíneos que nutren al tumo.
Un mecanismo que bloquea los vasos sanguíneos que nutren al tumor y aumenta la respuesta inmune del paciente, descubierto por investigadores del Conicet liderados por el bioquímico cordobés Gabriel Rabinovich, se constituye en promesa terapéutica para tratar tumores cancerígenos resistentes y alcanzó hoy la tapa de la revista científica «Cell».
Entre los investigadores se encuentra Diego Croci, riocuartense por adopción y egresado de la Universidad de Río Cuarto.
«Para nosotros es una gran fiesta, una alegría enorme, (y) este trabajo fue financiado completamente por fondos argentinos, no hubo agencias extranjeras en el financiamiento», que recibió aportes por 1,8 millones de pesos, enfatizó Rabinovich.
En una concurrida conferencia de prensa, el ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, afirmó que «es un hecho que no es frecuente y queremos destacar la publicación de un trabajo muy importante de un grupo del Instituto de Biología y Medicina Experimental-Ibyme cuya importancia es destacada por la revista Cell, la más importante de biología celular».
«Es un aporte excepcional al conocimiento universal hecho desde este Instituto que debe ser la única esquina de América Latina en la que trabajaron dos Premio Nobel, Bernardo Houssay y Federico Leloir, marcando históricamente el rumbo de la ciencia argentina».
Rabinovich planteó que «un gran problema de la oncología y la inmunología es por qué hay tumores que responden al tratamiento, y por qué hay otros que no responden a las terapias o se hacen resistentes cuando uno los va tratando».
La investigación evidenció que «los tumores han generado diversas estrategias para poder escaparse, y una de sus características es que necesitan mucho oxígeno porque tienen una tasa proliferativa muy importante».
Lo hacen entonces generando nuevos vasos sanguíneos en un proceso de angiogénesis o neovascularización, en forma aberrante, alrededor del tumor, para cederle oxígeno y nutrientes.
Los vasos sanguíneos se construyen a partir de células endoteliales que reciben el estímulo a nivel molecular del «factor de crecimiento de células endoteliales» -VEGF-, que se une a un receptor que transmite señales al interior de la célula de «proliferar, diferenciarse y generar vasos sanguíneos».
Si ese factor es bloqueado, la vascularización va a ser menor y el crecimiento tumoral también, así como la metástasis: así se generó la actual terapéutica de anticuerpos que `secuestran` el VEGF y dejan sin señal al receptor, cortando el proceso de angiogéniesis.
Funciona en muchos tumores sensibles a este anticuerpo pero no en otros resistentes, que generaron la pregunta para la investigación básica que desarrolló el equipo del Instituto.
Lo que sucede es que la proteína galectina-1 se une a azúcares que rodean al receptor, mimetiza la acción del VEGF y transmite la misma señal, haciendo una «angiogénesis compensatoria».
«No tenemos VEGF porque lo secuestramos, pero tenemos galectina que se une al receptor y transmite las mismas señales, completando el proceso de angiogénesis que para el tumor es bueno», observó.
Rabinovich detalló que «logramos ver en los tumores sensibles al tratamiento el `escudo` que impide que galectina-1 pueda unirse a los azúcares, evitando la acción angiogénica», comentó.
En la tapa, la revista Cell tiene en rojo el dibujo de un tejido de alambre roto, sobre un horizonte esperanzador en verde claro y azul en cuyo centro aparece el título del trabajo argentino.
El artículo científico se titula «Nuevo mecanismo de escape al tratamiento anti-angiogénico de tumores», cuyos autores son, además de Rabinovich, los investigadores Diego Croci – egresado de la Universidad de Río Cuarto-, Juan Cerliani -de Rosario-, Mariana Salatino -de Ciencias Exactas-, Marta Toscano y los becarios Tomás Dalotto, Santiago Méndez, Sebastián Dergan e Iván Mascanfroni.
«Generamos un anticuerpo monoclonal que fundamentalmente bloquea vasos sanguíneos y potencia la respuesta inmunológica en distintos modelos experimentales, con la idea de poder tratar tumores que son resistentes», contó Rabinovich a Télam.
La investigación recibió aportes de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas-Conicet, de la Universidad de Buenos Aires, Fundación Sales y donantes de las familias Ferioli y Ostry.
«Gracias a un esfuerzo muy grande de la oficina de Vinculación Tecnológica del Conicet estamos desarrollando una patente, y charlamos con una empresa farmacéutica para que pueda tomar este anticuerpo y ver qué pasa con pacientes», celebró Rabinovich.
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