Había sido designado en agosto del año pasado; señaló que deja su cargo por «motivos personales»; en sus cinco meses de gestión recibió cuestionamientos de organismos de derechos humanos.
Alejandro Marambio presentó su renuncia hoy al Servicio Penitenciario Federal, dependencia que dirigía desde agosto del año pasado. El funcionario, que había tenido una primera gestión entre 2007 y 2011, dimitió «por cuestiones personales».
Cuando asumió, cinco meses atrás, Marambio había manifestado que lo hacía «temporalmente». Hoy, finalmente presentó su renuncia a su jefe, el ministro de Justicia Julio Alak.
Marambio había reemplazado a Víctor Hortel el 19 de agosto pasado, luego de una fuga de 13 presos del penal de Ezeiza.
El saliente jefe de las cárceles federales volverá a España, país en el que residía antes de asumir en el SPF, donde da clases en la Universidad Carlos III e integra la Comisión Iberoamericana de Ministros de Justicia (COMJIB).
Marambio ya se había desempeñado en el cargo, entre 2007 y 2011. Cuando dejó el puesto por primera vez, llevaba tras de sí críticas de organismos de derechos humanos y de la Procuración Penitenciaria Nacional.
Episodios repudiados
En los casi cinco meses de su segunda gestión el funcionario también debió afrontar varios episodios que generaron un fuerte repudio.
En septiembre de 2013, dos presos aparecieron muertos en sus celdas del penal de Ezeiza, lo que generó malestar y dudas entre los detenidos, sus familiares y varios organismos de Derechos Humanos.
Días después, se descubrió que presos alojados en calabozos individuales de la cárcel de Marcos Paz permanecían sin electricidad, sin baño y sin tener la posibilidad de asearse durante, por lo menos, tres meses.
Además, Marambio sufrió la fuga de presos, como el caso del ex gendarme Leandro Szynwelski, quien se evadió de la cárcel de Marcos Paz donde estaba preso por el crimen de un suboficial de la Policía Federal.
También se escapó de la cárcel de Devoto un preso que fue rescatado por cómplices cuando era traslado de la unidad a un hospital por una herida que había recibido en una presunta pelea con otro interno.