Con el calor se pierde más líquido al transpirar y se acelera la formación de cálculos renales. Su aparición da aviso con un fuerte dolor que muchos describen como un malestar insoportable, al que suelen referir como “el peor dolor” que han sentido.
Esa señal ineludible, llamada cólico renal, comienza de golpe, en cualquier lugar donde uno se encuentre y en más de una ocasión altera la alegría de las vacaciones.
Los cólicos se producen cuando las piedras o cálculos que forman los riñones tratan de salir y se atascan en alguna zona de las vías urinarias (normalmente en los uréteres) e impiden que se elimine orina.
El dolor comienza generalmente en la zona lumbar y se irradia hacia la ingle y eso puede generar el deseo de orinar con mayor frecuencia y hasta con urgencia miccional.
Suelen presentarse, además, síntomas asociados como náuseas, vómitos y fiebre; lo que puede indicar una señal de infección. En algunos pacientes, en tanto, puede presentarse una insuficiencia renal porque las vías urinarias están severamente obstruidas por cálculos.
Así como el dolor comienza repentinamente y puede durar entre 30 a 60 minutos, también puede ocurrir que desaparezca súbitamente o que permanezca más tiempo.
“Recuerdo que estaba de vacaciones en la casa de mis suegros, en Deán Funes, con mi hijo que había nacido hacía un mes”, cuenta Ingrid Pellizaro. “De pronto –continúa–, sentí un intenso dolor en la zona inguinal, dolor que iba en aumento, no entendía qué me pasaba. Caminé hacia donde estaba reunida la familia y les dije que no podía más. Apenas pude caminar hasta la clínica que quedaba a dos cuadras. Mientras le contaba al médico lo que me pasaba, de repente sentí que algo se destrababa y así como vino, se fue el dolor. Fue un cólico y como no despedí la piedra, al mes siguiente tuve otro. A partir de entonces me controlo, pero los he vuelto a sufrir en otras dos oportunidades. Mi urólogo me dijo que tengo una forma de riñón que hace que tenga tendencia a formar cálculos renales”.
En general, el dolor del cólico renal se trata con antiinflamatorios no esteroideos (conocidos por la sigla Aines) de los que el más común es el diclofenaco. “Actualmente, existen medicamentos sublinguales que colaboran en frenar rápidamente el dolor”, apunta Mario Maglione, docente de Urología en la Universidad Nacional de Córdoba, director médico de Urolit-Oulton y jefe del Servicio de Urología del Sanatorio Mayo.
Poca agua, mayor riesgo
E l principal factor de riesgo para la formación de cálculos es no tomar líquido en cantidades suficientes, cuestión que se agrava en la temporada de primavera y verano.
“La formación de cálculos, en la mayoría de los casos, se produce por una sobresaturación de solutos en la orina, con lo cual fallan sus mecanismos estabilizadores. Por lo tanto, la pérdida de líquidos por otras vías como la piel, produce orinas más concentradas en solutos, lo que facilita que se nucleen esas sales y que luego crezcan los cálculos urinarios”, explica Oscar Pautasso, profesor titular del Plenario de Urología de la UNC y jefe del Servicio de Urología del Sanatorio del Salvador.
En tanto, Maglione propone un ejemplo: “El gran volumen de agua de un océano hace difícil que dos barcos se encuentren. Por lo tanto, el agua actúa diluyendo y su ingesta abundante es el primer mecanismo de defensa para la formación de cálculos”, remarca.
“La característica principal de la litiasis renal es la alta recurrencia: al año del primer episodio es del 15 por ciento, a los 5 años, del 40 por ciento y, a los 10 años del 60 por ciento”, subraya Mariana Reznichenco, presidenta de la Sociedad de Nefrología de Córdoba y médica nefróloga en el Hospital Nacional de Clínicas y en el Instituto Humana.
Por ello, recomienda que “todo paciente con cálculos renales tiene que orinar diariamente dos litros, para lograrlo debe tomar, al menos, tres litros de líquido diario” y dice que no es imprescindible que se ingiera agua, sino lo que a cada uno le guste beber.
La sugerencia es válida también, para cualquier persona con el fin de evitar que se formen cálculos renales.
En cuanto a saber si realmente hay cálculos, Pautasso indica que “actualmente, la combinación de ecografía y tomografía computada, permiten diagnosticar la totalidad de los cálculos, su correcta ubicación y diseñar el mejor procedimiento terapéutico”.
Cuando una persona ha tenido un cálculo renal es fundamental se realice estudios de laboratorio para conocer cuál o cuáles son los factores que favorecen su formación. “Para ello, consulte con un médico nefrólogo quien le indicará qué estudios se debe realizar”, indica Reznichenco.
“En aproximadamente 90 por ciento de los afectados es posible identificar alteraciones metabólicas –añade– que ayudan no sólo a diagnosticar la causa, sino que permiten un manejo adecuado, con modificaciones dietéticas e intervenciones farmacológicas es pecíficas”. “El tratamiento es especialmente eficaz para disminuir la tasa de recurrencias”, remarca.
Botellita a mano
Como recomendaciones generales, la Sociedad Argentina de Nefrología destaca las siguientes:
- Todo paciente con cálculos renales tiene que orinar diariamente dos litros, para lograrlo debe tomar como mínimo, tres litros de líquido diario.
- No es imprescindible que el líquido que se ingiera sea agua, lo importante es que tome esa cantidad (esto puede lograrse bebiendo infusiones, jugos, aguas saborizadas, entre otros).
- Si la temperatura ambiente es muy elevada, puede generar una pérdida de líquido extra. Hay que tenerlo en cuenta para compensar con un aumento en la ingesta.
- Es muy importante que si usted elimina un cálculo, éste sea analizado para conocer su composición. Para ello, colóquelo un frasco, sin agregados y llévelo a un bioquímico.
- Debe saber que si formó un cálculo de oxalato de calcio esto no implica que no puede comer productos lácteos. Por el contrario, la mayoría de los pacientes con cálculos renales deben mantener un aporte adecuado de calcio.
- Todo paciente que forma cálculos renales debe evitar el sobrepeso o la obesidad dado que ambos favorecen la formación de cálculos.
- Una persona que forma cálculos renales puede comer de todo pero siempre con moderación.
Fuente Sociedad Argentina de Nefrología