Puede ocasionar malestar físico y generar estrés psicosocial. Pero hay modos de combatir el sentimiento de frustración y de cuidar la salud para poder disfrutar.
El receso académico, la feria judicial, el casi cese de funcionamiento de las reparticiones públicas y temperaturas cada vez más elevadas son el contexto propicio para tomarse vacaciones en enero y en febrero. Sin embargo, muchas personas, por su actividad o situación económica, deben continuar con sus labores mientras otros descansan.
El desafío es seguir desarrollando la actividad con optimismo, no caer en la disconformidad y el tedio, y cuidar la salud de los efectos del calor.
Según los especialistas, se trata de organizar los tiempos de descanso y encuentro familiar, programar -si se puede- vacaciones para otra época del año y organizar escapadas de fin de semana a lugares turísticos cercanos.
“Una propuesta interesante es concurrir a clubes y otros sitios de esparcimiento para disfrutar del ocio. Es una alternativa viable para los que se quedan en las grandes urbes”, explica el médico Pablo Cólica, vicepresidente de la Asociación de Medicina del Estrés de Córdoba.
Muchos trabajadores independientes y del sector privado continúan en funciones, pero se adaptan a su realidad y programan vacaciones de otra manera.
En Córdoba, además, un grupo importante de personas tienen en enero y febrero su período de mayor actividad ya que trabajan en zonas turísticas en áreas como gastronomía, hotelería, mantenimiento, inmobiliarias y transporte, entre otros.
En suma, el tipo de ocupación o las cuestiones económicas a veces chocan con el derecho al descanso y a la necesidad humana de darse tiempo para el ocio. Por eso, es importante ser creativos y permitirse disfrutar.
Sin embargo, no es fácil conformarse. En ese sentido, la influencia de la publicidad no es menor ya que la variedad de ofertas que invaden desde los medios, genera sentimientos de frustración y tedio a quienes no pueden acceder a esos lugares maravillosos. “Hay un bombardeo propagandístico promocionando las vacaciones soñadas y esto produce un malestar muy intenso en trabajadores informales y en los sectores más vulnerables que saben que no podrán acceder a algo parecido. Eso contribuye, sin duda, a acrecentar el estrés psicosocial”, advierte Cólica.
Evitar la frustración
“El bienestar no es más consumismo sino saber disfrutar de lo que se tiene y vivir plenamente la comunicación afectiva y la compañía de aquellos a quienes queremos”, proponen desde el equipo multidisciplinario de la Asociación de Medicina del Estrés de Córdoba.
Entonces, si no es posible tomarse vacaciones en los meses de verano existen alternativas viables para el ocio y el esparcimiento: clubes de barrio, natatorios, ríos y arroyos en las sierras. Son espacios que permiten relajarse, tomar aire fresco, practicar deportes y socializar con otras personas. “Es decir, pasarlo bien sin grandes gastos. Córdoba tiene una ventaja: con un corto viaje en ómnibus, en moto o en auto, estamos a la vera de un río o un lago con un paisaje que muchos envidiarían”, dice Cólica.
Quienes ni siquiera tiene la posibilidad de viajar a lugares turísticos cercanos, pueden dedicarse a mejorar su hogar, a vivir más íntimamente la relación con su pareja y con sus hijos, viviendo estas pequeñas cosas como grandes aventuras.
“De nada vale un viaje familiar a un lugar especial si cada integrante del grupo hace ‘su vida’ manteniéndose casi todo el tiempo desconectado emocionalmente o prendido a su celular o tablet ”, advierte el especialista. Además, no es recomendable endeudarse durante el año siguiente de las vacaciones. La salida debe ser producto del ahorro previo. Se disfrutará más y habrá mayor ilusión pagando cada cuota de un próximo viaje que obligándose por algo que ya pasó.
Fuente la Voz