«La sencillez de su vocabulario y de su trato escriben el enésimo capítulo del método Bergoglio: un pastor sin prisa ni presunción», señaló el diario El País de España.
El papa Francisco ha vuelto a sorprender. Su juventud fue la típica de un muchacho de una familia cualquiera no muy acomodada que intentaba ayudar llevando algo de dinero a casa. Durante un tiempo, se dedicó a fregar los suelos de la fábrica de medias donde su padre era contable y, entre los 14 y los 19 años, trabajó en un laboratorio químico.
Pero hasta ahora se desconocía que el Pontífice, que dice querer “una Iglesia pobre y para los pobres”, también fue portero en una discoteca de su ciudad, Buenos Aires, según informa el diario El País.
Él mismo contó el curioso detalle —que ya circulaba sin confirmar en la Red— a los fieles de la parroquia romana de San Cirilo Alejandrino, durante su visita el pasado domingo por la tarde.
Después de haber celebrado la misa, como cuenta el diario de la Santa Sede L’Osservatore Romano, Jorge Mario Bergoglio se entretuvo charlando con algunos parroquianos a los que contó que algunas experiencias juveniles se revelaron fundamentales para su posterior crecimiento en la fe. Como ser buttafuori, que literalmente indica al tipo de aire amenazador que muchos locales nocturnos contratan para echar a la calle a quien molesta.
La sencillez de su vocabulario y de su trato escriben el enésimo capítulo del método Bergoglio: un pastor sin prisa ni presunción, que se preocupa por “coger el olor de sus ovejas”.