Se descubrió una placa en la plaza ubicada en Gaudard y Urquiza, donde se encuentra la efigie de Juan Pablo II, quien fue clave para evitar el conflicto bélico con Chile.
Tenían la edad del final de la inocencia y conocieron la delgada línea con la muerte, horas antes de la guerra. Los veteranos del conflicto de Beagle son parte de una historia que los olvidó en el silencio de la dictadura.
Esta mañana se descubrió una placa en la plaza ubicada en Gaudard y Urquiza, donde se encuentra la efigie de Juan Pablo II, quien fue clave para evitar el conflicto bélico con Chile.
Sergio Perviux, del grupo de Artillería 181, Sergio Biondi, integrante del Ejército, Juan Carlos Gordo, soldado de Ejército y Carlos Medina, ex soldado de las Fuerzas Armadas, fueron parte del contingente riocuartense que enfrentó las horas previas y recordaron el episodio en diálogo con Telediario.
El Conflicto del Beagle fue el desacuerdo entre la República Argentina y la República de Chile sobre la determinación de la traza de la boca oriental del canal Beagle, afectando la soberanía de las islas ubicadas dentro y al sur del mismo.
La crisis llegó a su punto culminante el 22 de diciembre de 1978 cuando las Fuerzas Armadas de Argentina se dispusieron a ocupar las islas en disputa, pero la intervención del papa Juan Pablo II evitó la guerra y condujo una mediación que llevó a la firma del Tratado de Paz y Amistad el 29 de noviembre de 1984, que solucionó el conflicto tras más de dos tercios de siglo de disputa. Tras una consulta popular, el gobierno argentino ratificó el tratado, al igual que el gobierno chileno.
Camiones con ataúdes fueron una advertencia en el límite de la cordillera, mientras se instalaba un odio irracional en defensa de un territorio que pocos conocían.
El regreso a casa los halló confundidos entre el alivio y la desazón por la locura demencial de dictadores que los usaron como soldaditos de un juego macabro.
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