«Recibí muchos golpes en la cabeza y en la cara. Ahora me zumban los oídos, me siento mareada y desorientada», comentó la maestra Silvia Adelina Reyes, de 34 años, a Nuevo Diario, luego de denunciar la agresión en sede policial. «Me merezco respeto, no puede ser que ya no pueda disfrutar de mi trabajo y viva con miedo», agregó.
Su pesadilla comenzó con un afiche sobre ciencias naturales que les mandó a hacer en grupo y durante el fin de semana a los alumnos de sexto grado de la escuela 766 de la localidad de Rapelli, ubicada al norte de la capital de Santiago del Estero. Con él debían hacer una exposición frente al resto de la clase.
El problema fue con uno de los grupos, cuya lámina estaba plagada de errores de ortografía. La maestra les pidió que la vuelvan a hacer. Pero uno de los niños, que es un destacado alumno, no lo soportó. «Ya vas a ver con mi mamá. Te va a esperar a la salida de la escuela», le advirtió.
Así fue: la madre se acercó a la escuela pasado el mediodía y agredió verbalmente a Reyes. Pero no fue todo: la madre la esperó también a la salida de la comisaría, donde fue a radicar la denuncia, y esta vez la agredió físicamente de manera brutal, frente a los ojos de su hijo. Incluso la amenazó con volver a buscarla en la escuela.
Un perito policial verificó que sufrió una fractura de maxilar, la ruptura de varias prótesis dentales y numerosos hematomas en la cabeza.
«Me siento muy mal, ahora no soy digna de ir a sacar fotocopias para los chicos, realizar un trámite o caminar por el lugar, porque tengo miedo de que me ataque una vez más», confesó Reyes.