Según cifras oficiales en los últimos días murieron 890 manifestantes, que sumados a los 235 cadáveres que aún custodian militantes islamistas en una mezquita, la cifra supera los mil.
Pese a las amenazas del gobierno de facto y el despliegue masivo de policías y soldados, los islamistas egipcios volvieron a marchar ayer en El Cairo y en el resto del país contra el golpe de Estado, tras cuatro días de represión que dejaron más de mil muertos y cinco mil heridos.
Durante todo el día, los autos volvieron a circular con tranquilidad por las avenidas de la capital egipcia, la mayoría de los negocios de los barrios más céntricos reabrieron, y excepto por aquellas zonas que fueron los epicentros de la represión de los últimos días, El Cairo recuperó un poco de su ritmo habitual.
Sin embargo, al caer la noche y entrar en vigencia el toque de queda, la información sobre las manifestaciones se volvió escasa y los temores a una nueva represión estatal inundaron las redes sociales y los portales de noticias.
Ya a media tarde, la principal marcha islamista, que debía comenzar en la plaza capitalina de Roxy, había sido cancelada por la propia Hermandad Musulmana por temor a repetir las escenas sangrientas de los últimos días.
Según cifras oficiales, en los últimos cuatro días murieron 890 manifestantes, que sumados a los 235 cadáveres que aún custodian de forma muy precaria militantes islamistas en una mezquita de El Cairo, la cifra supera los mil.