Llegaron dotaciones de toda la región. Fueron horas de una dedicación intensa para controlar el fuego. «El cansancio va a pasar pero lo gratificante es la solidaridad y el reconocimiento de la gente», afirmó una agente.
El final de la tarea los halló agotados, buscando fuerzas anímicas donde se habían agotado las reservas físicas El agua y el aire limpio del humo y el calor sofocante fueron parte del alivio, tras una lucha sin tregua con uno de los mayores siniestros en la historia reciente de la ciudad.
«Fue uno de los incendios más difíciles por el tipo de material en los galpones. El clima, el viento y el calor provocaron la propagación», resaltó un bombero de la región.
Otra agente admitió que «hubo mucho cansancio pero hay que seguir alerta para que no se pueda reavivar».
«No se qué en dotación llegué, fue todo muy rápido. Había mucha temperatura, fue difícil. El cansancio va a pasar pero lo gratificante es la solidaridad y el reconocimiento de la gente», afirmó.
La joven sostuvo que «todo esto es el ejemplo perfecto de lo que pueden generar los incendios intencionales».