278 muertos tras una brutal represión de la dictadura en Egipto

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La comunidad internacional, con Estados Unidos a la cabeza, condenó la represión del gobierno de facto de Egipto contra manifestantes opositores.

Desde que fue derrocado el presidente islamista Mohamed Mursi el 3 de julio, Washington evitó definir el hecho como un golpe de Estado debido a que de acuerdo a sus normas jurídicas, esta admisión lo obligaría a interrumpir la ayuda anual de 1.500 millones de dólares que brinda a Egipto, fondos que en su mayoría se destinan al Ejército, cuyo rol es determinante en este país.

Pero hoy, la Casa Blanca condenó la violencia contra los seguidores de Mursi y también manifestó su oposición a la decisión del gobierno de facto de decretar el estado de emergencia, que  había sido derogado en 2012 luego de ser impuesto durante tres de décadas, un hecho celebrado como una avance hacia la democracia.

«Estados Unidos condena fuertemente el uso de la violencia contra manifestantes», dijo el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, en una declaración leída ante la prensa en Martha`s Vineyard, donde el presidente Barack Obama pasa una semana de vacaciones.

Esta violencia, agregó, «va directamente en contra de las promesas de reconciliación realizadas por el gobierno interino».

Luego, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, compareció públicamente para condenar la «deplorable» violencia registrada en el país norafricano, que consideró un «grave golpe a la reconciliación» del país, pese a lo cual afirmó que todavía hay una posibilidad de lograr una «solución política».

En una inesperada comparecencia en el Departamento de Estado, el jefe de la diplomacia estadounidense llamó a la calma a todas las partes en Egipto, aunque subrayó específicamente el papel del gobierno y de los militares, a quienes instó a concluir lo antes posible el estado de emergencia decretado hoy.

Asimismo, un Kerry de gesto muy serio, según informó la agencia de noticias DPA, advirtió que Egipto se encuentra en un «momento crucial» que definirá probablemente su futuro en función del «camino» que decidan escoger gobierno, partidos y sociedad.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, lamentó que el gobierno de facto «haya elegido usar la fuerza para responder a las manifestaciones» y llamó a los egipcios a concentrar sus esfuerzos en promover una «reconciliación genuinamente inclusiva».

En el mismo sentido, la Unión Europea (UE) deploró los sangrientos hechos e instó «a las fuerzas de seguridad a ejercer la mayor contención y a todos los ciudadanos egipcios a evitar más provocaciones y una escalada» de la tensión.

La OTAN tambien pidió a todas las partes en Egipto que se abstengan del uso de la violencia y trabajen por restablecer el proceso político en el país.

Pero para el jefe del gobierno turco, Recep Tayyip Erdogan, «el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y la Liga Árabe deben encabezar la comunidad internacional y moverse para poner fin de inmediato a esta masacre».

Por su parte, el presidente de Turquía, Abdullah Gül, advirtió de que «Egipto se dirige hacia el caos, y esto es un callejón sin salida».

Desde Europa, el primer ministro británico, David Cameron, aseguró que «la violencia no resolverá nada» en Egipto y que lo que se precisa es una transición hacia una «democracia genuina, lo que significa un compromiso de todas las partes».

Alemania apeló a la «responsabilidad» de ambas partes en el conflicto para detener la escalada de violencia, mientras que Italia pidió «máximo autocontrol» a las fuerzas del orden.

Francia hizo un llamado a que no se haga un «uso desproporcionado de la fuerza» y España pidió a los políticos egipcios un «diálogo nacional» con la sociedad que permita recuperar la «normalidad institucional».

Grecia, muy preocupada por los ataques a la comunidad cristiana de Egipto, consideró «una gran responsabilidad de todos evitar una guerra civil, no conducir a este país vecino y hermano a un conflicto abierto y hacer que prevalezca la prudencia y el diálogo para que las instituciones democráticas puedan funcionar».

A juicio del senador ruso Mijail Marguelov, representante del presidente Vladimir Putin para los países del continente africano, la situación en Egipto se parece cada vez más a una guerra civil y es continuación directa de la Primavera Árabe.

Dede Rusia, la Cancillería dijo en un comunicado que «en este período difícil que atraviesa Egipto, reiteramos el llamado a todas las fuerzas políticas de este país amigo a mostrar contención, a guiarse por los intereses nacionales supremos, con el fin de no permitir que continúe la escalada de la tensión y (haya) nuevas víctimas».

La Unión Africana (UA), que se reunió hoy para analizar la crisis egipcia, condenó de manera rotunda «los actos de violencia que han provocado la pérdida de numerosas vidas humanas» y pidió a las partes, especialmente al gobierno de facto, ejercer «máxima contención».

Marruecos, por su parte, abogó por el diálogo entre las partes en Egipto «para encontrar los compromisos necesarios para una solución política, en el interés supremo del pueblo egipcio».

También las autoridades de Qatar condenaron «rotundamente» la represión de la policía egipcia.

La organización humanitaria Amnistía Internacional (AI), que aseguró que «trabaja sobre el terreno para verificar cualquier abuso que pudiera haber ocurrido», pidió a las fuerzas de seguridad egipcias que den «con urgencia» los pasos necesarios para evitar nuevos «derramamientos de sangre».

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