El recital del viernes último que Divididos ofreció en la disco Gap, en Mar del Plata, tuvo un momento inolvidable cuando el show se acercaba a su fin: Ricardo Mollo, que durante todo el concierto había detectado a un chico de siete que hacía la mímica de la batería en todos los temas desde los hombros de alguien, invitó al nene a subir al escenario.
Sentado en la baqueta de Catriel, lo que pareció timidez inicial cuando empezaron a sonar los acordes de Ala delta se transformó en desparpajo del joven músico, y asombro de todos los presentes.