Lo dijo la denunciante. Este miércoles se sortearán los jurados populares.
La Cámara Primera del Crimen sorteará este miércoles los jurados populares para el juicio por el escándalo de la Alcaidía, ocurrido en febrero del año 2010.
Los oficiales José Auce y Oscar Gutiérrez, quienes estaban a cargo de la seguridad en el lugar, llegan imputados de vejámenes y peculado.
El hecho que provocó cambios en la cúpula de la Departamental y una reestructuración del sistema de alcaidías, luego de que se conociera la denuncia pública de Nancy Carena a TD Digital.
La mujer aseguró que fue obligada a practicarle sexo oral a Auce y relató cómo se comercializaba alcohol y medicamentos en la Alcaidía.
Además, se confirmó que una de las detenidas había sido derivada de urgencia al Hospital debido al delicado estado provocado por la ingesta de drogas mezcladas con el alcohol.
«La vendían los policías»
Carena recordó que tres días antes del escandaloso episodio fueron detenidos junto a su pareja, en un confuso hecho. Ambos fueron derivados a la comisaría de Banda Norte y desde allí a la Alcaidía de la Departamental.
«Me mandaron a limpiar al sector de arriba y el policía Auce abuso de mi», recordó la mujer.
En diálogo con Telediario, añadió que » en la Alcaidía se vendió alcohol y drogas».
«Había un horario en el que entregan los medicamentos. Nos vendian a 50 pesos, eran los mismos policías», resaltó.
“A 50 pesos”
De la investigación del fiscal se desprende que Auce habría sustraido del consultorio médico de la Policía una cantidad no determinada de psicofármacos (Clonazepan 2mg y Alprazolam) para ser comercializados con detenidos bajo prescripción médica.
“Se les habría entregado a varias personas de sexo masculino arrestados en la celda 13 (entre ellos a un sujeto apodado “lechón delgado” y otro llamado “jorobado”) a cambio de 50 pesos por el alcohol y de 30 pesos por las pastillas”, indicó.
Añadió que “se mezclaban los medicamentos con alcohol, agua y jugo de naranja”.
Auce habría entregado, además, a 3 mujeres 14 pastillas. Una de ellas debió ser hospitalizada por la ingesta excesiva de los psicofármacos. A dos de las mujeres les exigió canjear la droga por besos.
Un antro
El centro de reclusión de la Unidad Departamental aparecía como un antro en el que convivían decenas de presos con falta de controles que quedaron expuestos tras la fuga de un detenido y el escándalo por la fiesta de drogas y alcohol.
El doctor Juan Vila, abogado de Auce, había señalado que “hay un funcionamiento sumamente deficitario en la unidad de detención”.
Vila precisó que es un problema generalizado en la Provincia, aunque resaltó que la situación en Río Cuarto solo profundizó las sospechas.
Con 26 años y un cargo de oficial ayudante, Auce estaba como responsable del control de más de 30 presos, algunos de ellos detenidos por delitos graves y con larga experiencia en las leyes que rigen la Alcaidía.
El policía que lo acompañaba a Auce se había ido a dormir y ningún jefe inspeccionaba su accionar.
Según señaló Auce, en el expediente consta que la enfermería, de donde se habrían sustraído los medicamentos, se podía abrir con una tarjeta cuando no había llave. Es decir, cualquiera podía acceder sin mayores restricciones.
La enfermera policial sabe que faltaron numerosos medicamentos luego de que se advirtiera a los presos caer dormidos sin responder al más mínimo estímulo. Sin embargo, no hay inventarios. Nadie sabe formalmente que entra y sale de ese lugar.
“Se estaban creando las condiciones para que cosas graves sucedan”, admitió Vila quien resaltó que “Auce es de familia de policías y sabe lo que significa el uniforme”.