Allanaron su casa pero no tenían ningún vínculo con el trabajo esclavo

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«Destrozaron las puertas, tiraron todo, pero no sabemos nada de los colombianos», señalaron. El galpón donde rescataron a las víctimas permanece clausurado.

 

El megaoperativo de la AFIP, Gendarmería y la Justicia Federal para rescatar a más de 200 ciudadanos colombianos sometidos a trabajo esclavo, tuvo sus derivaciones en Río Cuarto donde rescataron a 8 personas y hay un detenido.
Sin embargo, el procedimiento también dejó el saldo de una familia que asegura no tener ningún vínculo, aunque fueron víctimas de un abrupto allanamiento de los gendarmes.
«Yo no entiendo mucho de estas cosas, me leyeron un documento y me dijeron que estaban buscando colombianos por trata de personas, pero aca vivo con mi marido y me bebé», relató Yoana, inquilina de una casa en calle Perú al 526.
Por su parte, Juan Garay, propietario de la vivienda, aseguró que es empleado provincial en el Centro Cívico y que al informarse de lo ocurrido pidió las explicaciones que nunca llegaron.
«Nunca alquilé a personas colombianas ni hay gente trabajando acá. Quise hablar con algún jefe pero no me dieron ninguna respuesta», aseveró.
La madre de la joven mamá que reside en la vivienda expresó  que «los gendarmes tiraron hasta la ropa del bebé, rompieron las puertas, revolvieron todo, sin explicar nada».

El procedimiento

La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) anunció a través de un comunicado que más de 500 agentes de ese organismo y fuerzas de seguridad participaron en 72 allanamientos simultáneos en 10 provincias.
Como resultado de estos procedimientos, se detuvo al cabecilla de la organización delictiva, un ciudadano colombiano al que se lo conoce bajo el apodo de «Contador», quien recorría las 10 provincias y consolidaba la cobranza de los trabajadores explotados.
Además, se detuvo a otros 23 colombianos y se ordenó la detención internacional de dos connacionales prófugos.
En ese marco se logró rescatar hasta el momento a 202 trabajadores colombianos que fueron ingresados al país ilegalmente por una red internacional de trabajo esclavo, quienes se encontraban en condiciones de explotación laboral.
La red reclutaba a sus compatriotas y los traían al país aparentemente engañados. Los extranjeros llegaban a Argentina con la “deuda” del pasaje en sus espaldas y eran derivados a distintas provincias a realizar diferentes trabajos.
Ninguno de ellos estaba registrado ante la AFIP por lo que no se le realizaba aporte previsional alguno.
En los allanamientos se secuestraron pesos argentinos, moneda  colombiana, dólares y documentación donde figuraba la deuda de los empleados y constancias de fuga de divisas, informó la AFIP.
Entre 2009 y 2011, se registró el ingreso ilegal de 3.000 ciudadanos colombianos a Argentina.
En lo que va de 2013 la AFIP efectuó 583 operativos similares, se denunciaron a 154 empleadores y se relevó la situación de 7.137 personas, de las cuales 3.619 no estaban declaradas y 520 entre indocumentados y niños.
“Al no registrar a estos empleados no sólo se está evadiendo las cargas sociales al fisco, sino que también están condenando a estas personas a no tener un trabajo digno, cobertura médica y acceso a una futura jubilación”, destacó el director general de los Recursos de la Seguridad Social, Carlos Sánchez, que participó de los allanamientos.
También intervino de los operativos la directora general de Aduanas, Siomara Ayerán, quien informó que los colombianos detenidos son sospechados de actuar como reclutadores de sus compatriotas.
Asimismo, confirmó que fue apresado el presunto cabecilla de la organización delictiva denominado el “Contador”, cuya función era recolectar las “ganancias” que dejaba la actividad clandestina por las 10 provincias.
«Estamos ante una organización ilícita con un fuerte sustento territorial que funciona claramente bajo una estructura piramidal», aseguró Sánchez y explicó que se desarticuló a la banda antes de que continúe con su armado evitando así el asentamiento en el país de delitos de evasión fiscal y otros, aún más complejos que los constatados hasta el momento.
«Estamos ante un caso de trabajo esclavo, pero desde la concepción moderna del término», aseguró Sánchez al tiempo que aclaró que «no están encadenados», pero si son sometidos y reducidos psicológicamente para que se integren en la organización para la realización de trabajos menores y en condiciones infrahumanas.

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