El 5 de agosto de 1980, el entonces presidente de Facto, Jorge Rafael Videla, visitó a Río Cuarto y fue recibido con todos los honores por las autoridades municipales.
Videla había iniciado una gira por Córdoba y en los diarios de la época había anuncios de particulares e instituciones «congratulados» por la el arribo del Dictador.
Al momento de su llegada, la mayor parte del genocidio de 30 mil argentinos ya se había ejecutado y estaban instalados los pilares de la devastación cultural y económica.
«En su breve visita a nuestra ciudad, el Presidente desplegó una intensa actividad», tituló La Calle. El matutino, también resaltó una estremecedora declaración de Videla: «Río Cuarto fue mi primer contacto con la realidad social argentina».
El delegado en el sur provincial de la Secretaría de Derechos Humanos, Luciano Giuliani, afirmó tras la muerte del genocida que «hubiera sido mejor que Videla siguiera con vida para que diera cuenta en todos los procesos judiciales».
«Murió enredado en su propio odio. Además, poco antes de cumplirse un nuevo aniversario del nefasto Golpe, pidió una rebelión para derrocar un golpe a un gobierno democrático. Quizás fue la persona más detestable de la historia argentino», opinó.
Por su parte, Mariano Cessano, integrante de HIJOS, señaló que «Videla estaba convencido de lo que hizo y reafirmó los pactos de silencio con los represores»