Radiografía del cacerolazo Anti K en las calles de Río Cuarto

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5 mil riocuartenses protagonizaron una nueva concentración en reclamo a las políticas que impulsa el gobierno nacional, en consonancia con las multitudinarias marchas en diferentes ciudades del país.
La cifra oficial de manifestantes revela una convocatoria menor al 8N, donde hubo más de 7 mil personas, aunque ratifica el malestar de un sector social con el modelo kirchnerista.
A diferencia de cacerolazos anteriores, a la participación de «la clase media acomodada», representada en el sector agropecuario, se sumaron otros sectores ligados a «una clase media popular».
Muchos, como así lo reconocieron, habían votado en las últimas elecciones a Cristina Fernández, pero cuestionan «los altos índices de inflación, la falta de diálogo y la reforma Judicial».
Aún cuando algunas consignas se parezcan a la de marchas anteriores, hubo menos tensión y conflictividad. Esto se vislumbró no solo en la movilización, sino en el discurso de los manifestantes que cambiaron los agravios descalificantes por definiciones críticas del Gobierno.
La presencia policial en el reclamo estuvo más ligada con un control del tránsito. El recorrido se desarrolló sin incidentes y la desconcentración se produjo rápidamente, tras la entonación del himno.
Los dirigentes políticos y sindicales que acompañaron la marcha buscaron un bajo perfil, en medio de una muchedumbre que no los observó como alternativa ni solución real al modelo político que cuestionan.
Entre los principales referentes se hallaban Roberto Birri, Miguel Abella, Olga Cantoro, Viviana Yawny, Daniel Frangie y Alberto Bertea. En un acto sin discursos, ni banderías partidarias, aparecieron como «simples ciudadanos», aunque la búsqueda de un rédito personal pareció demasiado lejana.
El recorrido por el Palacio de Tribunales, en medio del debate en el Congreso Nacional por las leyes que buscan «Democratizar la Justicia», revelaron la principal consigna. Hubo un rechazo unánime a los proyectos y, fundamentalmente, al modo en que fueron tratados y aprobados.
Tras recorrer calle Belgrano, transitar frente al Palacio de Mójica y trasladarse a Tribunales, la movilización volvió a Plaza Roca. En minutos se produjo la desconcentración y el principal espacio verde de la ciudad quedó vacío poco después de las 9 de la noche.
Los políticos esperaron un poco más en abandonar la Plaza. Sin embargo, la indiferencia colectiva les dejó poco margen para la satisfacción partidaria.

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