Diario del Juicio – “Los docentes sentían que no debían ponerle palos en la rueda a Mattea»

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TELEDIARIO, ESPECIAL-  Testigos revelaron cómo fue el encuentro que pudo haber evitado el avance de la investigación con hexano.

 

En la reanudación de la causa por las explosiones en la Planta Piloto de la UNRC, esta mañana declararon en el Tribunal Federal 2 tres de los docentes de Ingeniería Química que habían sido notificados sobre la reunión con el ex titular del grupo GIDPO, Miguel Mattea, quien debía informar de la investigación, que incluía la manipulación de grandes cantidades de hexano.
El encuentro había sido convocado a través de correos electrónicos y se concretó el 15 de noviembre de 2007, tres semanas antes del siniestro en el que fallecieron 6 personas.  Mattea debía informar sobre el proyecto que lideraba y los eventuales riesgos en la seguridad.
El investigador, quien se convertiría en una de las víctimas fatales por las explosiones, brindó escasos aportes y aseguró que solo trabajarían  por la noche, cuando concluía la actividad académica en la planta.
La docente y ex funcionaria, Miriam Martinello, señaló en su declaración ante el Tribunal que “existía una forma horizontal de trabajo” y aseguró que no le consta si los directivos de la Facultad conocían de la experimentación.
“Aquel día – 5 de diciembre de 2007- estaba en la planta y cuando comencé a percibir el humo escapé del lugar” indicó la docente, quien recordó: “antes había escuchado un ruido como ´blop´ y luego, las explosiones”
Martinello insistió en que “se podía dar marcha a un proyecto de investigación aun cuando no lo supieran los directivos, de hecho, así ocurrió”.

– ¿Era posible que se hiciera de espaldas a las autoridades?  –preguntó el fiscal-
– De hecho, es posible que no lo hayan sabido. Uno confiaba en que los investigadores no iban a hacer algo extraño.

Martinello dijo que observó los toneles de hexano, aunque aseguró que desconocía el contenido de los tambores.
“No había un control exhaustivo de las investigaciones. Quizás había algo, pero no era exhaustivo. El departamento tenía una función meramente administrativa”, opinó.
En relación a la reunión entre Mattea y los docentes, recordó: “Recibí un mail que hacía referencia a la coordinación de actividades el uso de la planta, pero no había ningún hecho puntual y yo no fui”.
Sin embargo, luego añadió: “Sabía que había algo relacionado con la investigación. Sabíamos que se estaba haciendo un experimento, una extracción de aceites, pero desconocíamos los detalles del trabajo.  Cada uno determinaba las condiciones de seguridad y cómo hacerlo, por eso la cuestión de confianza”.

La reunión
Por  su parte, el ingeniero Joaquín  Oreja recordó que el correo sobre la reunión con Mattea lo recibió un día antes del encuentro.
“El jueves 15, a las 11,20, el doctor Mattea y el doctor Cardarelli informarán sobre los trabajos que se están realizando en la Planta Piloto y el plan de trabajo previstos para la próxima semana. Por razones de seguridad sería bueno que todos estuvieran para interiorizarse del tema”, señalaba el mail.
Al encuentro asistieron “entre 11 y 13 personas”, miembros del Departamento de ingeniería Química. “Fue una reunión, en parte, bastante desordenada, todos hablaban al mismo tiempo y sobre distintos temas. Nadie puso objeciones a lo que el grupo de Miguel estaba desarrollando”, admitió Orejas.
Agregó que “había cosas que no cerraban, aunque no soy especialista en temas de seguridad”.
“El día domingo 18, le envié un correo electrónico a Mattea. El lunes a la mañana  pensé en pasar a verlo a Miguel, para saber si sentía molesto por la nota.  Le pregunté si había recibido el correo y me dijo que sí. Le manifesté que  me preocupaba la electricidad estática y me respondió que lo habían previsto. Ese día me enteré que estaba trabajando con la empresa Desmet”, precisó Orejas.
El ingeniero destacó que “todos los que trabajaban en la Planta observaban la construcción de la estructura de tareas por parte de personas que no eran de la Universidad”.
“Le pedí a Mattea que explicara un modelo del proceso y Miguel se puso un poco molesto. Era una persona que no levantaba la voz y no decía cosas fuera del lugar… Algunas de las personas que estaban en la reunión no estaban muy de acuerdo en que le hiciera preguntas a Miguel. Él comentó someramente que iba a hacer una experiencia de extracción de aceites y dijo que la estructura de trabajo se iba a desmontar, salvo un sector. En algún momento habló de tambores de hexano y le pregunté quién iba  a manejarlos. Él me respondió: lo vamos a manejar nosotros”, subrayó.
Luego, hizo alusión a Damián Cardarelli, quien en la reunión “manifestó que se habían hecho pruebas de pérdidas ó fugas”.
“Mientras yo preguntaba, otros parecían no tener ninguna objeción sobre lo que se iba a hacer. En esa reunión estaba Miguel pegado al pizarrón, Damián Cardarelli, Gladys Baralla, Liliana Giacomelli, Miriam Ferrari, yo, el profesor Montenegro….”, recordó.
Orejas insistió en que “buscaba conocer qué iban a hacer para saber si las medidas de seguridad eran las adecuadas”.
“En el correo le dije que, si bien las experiencias se van a realizar después de las 18, es importante revisar las condiciones de seguridad en el resto de los horarios. Esto lo estoy suponiendo, porque no se realmente lo que van hacer”, formuló Orejas, haciendo referencia al correo que le envió a Mattea.
La reunión se había concretado un mes y medio después de que comenzara el armado de la estructura para la experimentación en la Planta Piloto. “´Quedate tranquilo Joaquín, esta es una reunión informativa´, me dijo Mattea. Esto quería decir que la investigación se iba a realizar igual”, sentenció.
Para Orejas, “existió una preocupación de las autoridades del Departamento sobre la forma en que se estaba trabajando, pese a la indiferencia de otros representantes a participar de reuniones sobre temas de seguridad”
“En un correo del 22 de mayo de 2007 se indicaba sobre un pedido al decano para refacciones en la Planta Piloto y que era firmado por la ingeniera Ferrari. El 6 de septiembre de 2007, en otro correo, se adjuntaba un listado de elementos de seguridad para ser comprados con dinero disponible -10 mil pesos-. Otro mail del 8 de mayo de 2007 hacía referencia a consultas del ingeniero Montenegro y se adjuntaban planillas sobre consultoría y seguridad laboral”, expresó.

–          ¿En esa reunión, en la que hubo entre 10 y 13 personas, cuántas se opusieron al proyecto? –preguntó el abogado Valverde, defensor de Ducrós, Ferrari y Pinzini-

–          Solo el ingeniero Montenegro y yo.

–          ¿El resto avaló el proyecto?

–          Lamentablemente.

En la extensa testimonial, que se desarrolló durante más de dos horas, Orejas también apuntó contra la firma Desmet, al señalar que “una empresa de esta magnitud debió prever que la experimentación no se podía realizar en un espacio cerrado, sin las condiciones adecuadas, como la Planta Piloto”.

“Palos en la rueda”

El ingeniero Raúl Montenegro recordó que quienes estuvieron en la reunión junto a Mattea “no querían poner palos en la rueda de la investigación”, aunque sostuvo que “nadie podía prever que hubiese esa cantidad de hexano”.
Montenegro ratificó que el encuentro “era informativa y no se sometió a votación si estábamos de acuerdo ó no con la continuidad del experimento de Mattea”.

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