Así lo calificó monseñor Ñáñez en la homilía de la misa dominical en Córdoba. «Esta renuncia nos enseña que toda autoridad no es para detentar poder, sino para servir», dijo.
Si bien admitió que la dimisión del Sumo Pontífice «tomó de sorpresa a la Iglesia», destacó que es un «reflejo de la enseñanza de Jesús, que invita permanente a la humildad».
«Él reconoce que no le dan las fuerzas físicas, para afrontar las exigencias de un ministerio, que es complejo y está muy demandado por diversas circunstancias», sostuvo.
El religioso además subrayó el gesto de Joseph Ratzinger quien con esta renuncia «enseña que toda autoridad no es para detentar poder, sino para servir».