En diálogo con Telediario sostuvo que «nadie sabe si entra gente con armas». El papá advirtió que se debe reflexionar sobre la noche riocuartense y la realización de fiestas privadas sin control oficial.
Sergio Allende, el padre del joven asesinado en una fiesta que se realizó en una vivienda de barrio Fénix y fue convocada por Facebook, pidió controles sobre estos eventos.
El papá advirtió que se debe reflexionar sobre la noche riocuartense y la realización de fiestas privadas sin control oficial.
“Estos eventos no se tendrían que permitir. Hay mucha irresponsabilidad del Edecom. Controlan un boliche porque se pagan entradas, pero no hacen nada en casas donde entran con cuchillos y armas”, expresó.
Mauricio Allende tenía 19 años y trabajaba como trapito en las esquinas de la ciudad.
“La puñalada no era para él, fue por defender a un amigo. Lamentablemente le tocó a mi hijo y destruyó todo. Mi hijo no era de andar peleando. Hoy, muchísismas personas lo despidieron. Era una persona de un gran corazón”, resaltó el papá.
Allende dijo que estaría detenido el autor de la puñalada y confió en que “pueda actuar la Justicia Divina y la del hombre”.
“No buscamos venganza, porque sería algo de nunca acabar. Que el autor pague por lo que hizo”, afirmó.
Sergio recordó a Mauricio “como una persona noble, que hizo muchos amigos y eso da la pauta de que fue una buena persona”.
«No podemos creer lo que pasó»
Lucas Ceballos era el mejor amigo de Mauricio Allende. Junto a la familia de la víctima busca explicaciones para un nuevo episodio trágico en la noche riocuartense y recuerda a Mauricio “como un gran pibe”.
“Era un buen amigo, agradable, divertido, buen pibe. No podemos creer lo que pasó”, resaltó.
Lucas dijo que otros jóvenes que participaron de la fiesta le contaron que la pelea se inició “por una gorra”.
“Vino un chico y le pegó. Otro joven le buscó roña, él no se quedó callado y recibió una puñalada. En la calle le dijo a su amigo que lo habían atacado. La ambulancia tardó mucho en llegar”, aseveró.
El joven precisó que “en estas fiestas de Facebook salen chicos de distintos barrios y siempre se producen quilombos”.
“No hay ningún control. No salen a los boliches y algunos llegan con la idea de pelear. A veces hay viejas broncas. Son bandas de muchos lados”, manifestó.
El hecho
La muerte de un joven apuñalado en la madrugada del domingo, en una fiesta privada que se desarrolló en barrio Fénix, sumó un nuevo capítulo trágico a la secuencia de peleas y agresiones que enlutó el 2012.
Mauricio Allende tenía 19 años y trabajaba como trapito en las esquinas de la ciudad. El pasado fin de semana se autoconvocó a través de Facebook a una fiesta que se desarrolló en una casa de calle Almirante Brown 1156.
Tras una pelea con otro joven, presumiblemente por una gorra, Mauricio recibió una herida punzo cortante en la región del tórax, lo que le provocó la muerte en pocos minutos.
La víctima cayó en una calle y falleció cuando era trasladado al Hospital. Uno de sus amigos también resultó herido, tras recibir un leve corte en una mano.
El trágico desenlace de la pelea se suma a otros hechos violentos que condicionan la noche riocuartense.
El 20 de agosto, un joven de 17 años fue asesinado de una puñalada a la salida de una fiesta de 15 en barrio Alberdi. Fue identificado como Diego Gabriel Brondo (17), domiciliado en Pasaje Echeverría 525, en barrio Alberdi.
Otros episodios, con jóvenes víctimas de graves heridas durante peleas entre bandas ó peleas en la madrugada, emergen como acontecimientos frecuentes en la noche riocuartense.
Aunque los hechos más graves ocurrieron en fiestas privadas, sin control oficial, también hubo dos agresiones con preocupantes consecuencias en los boliches Factory y Roca Rosa. En el primer caso, un joven fotógrafo terminó en Terapia Intensiva tras recibir un botellazo en la cabeza y en el segundo episodio, un hombre de 30 años debió recibir once puntos de sutura tras el impacto de un vaso sobre su cabeza.
Otro ejemplo de la violencia entre jóvenes fue la muerte de Ricardo Vélez, el motociclista que transitaba por calle Castelli y fue ultimado de 3 balazos por Franco Bildoza. Para el fiscal, el hecho fue producto de una pelea entre grupos de las 400 Viviendas y el San Eduardo.