Detectan niveles altos de plomo en la sangre de niños cordobeses

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A través de un estudio, se determinó que en la ciudad de Córdoba, uno de cada seis niños tiene niveles de plomo en sangre superiores a los considerados aceptables.
Miriam Virgolini (investigadora del Conicet Córdoba) y  Samanta Martínez (bioquímica especialista en Toxicología de la UNC) encabezaron la investigación.
De acuerdo con el análisis, 161 casos de diferentes barrios de la ciudad y zonas aledañas a Córdoba, se pudo establecer que casi el 17 % por ciento de los chicos tenían más de 5 microgramos por decilitro de plomo en sangre, que es el máximo considerado como seguro por la Agencia de Protección Ambiental.
“El problema es que hay muchas fuentes de exposición al plomo y siguen apareciendo más”, lo asegura Miriam Virgolini, investigadora del Conicet. Y agregó: “La política pública de prohibición de plomo en naftas y pinturas tuvo un efecto positivo en cuanto a la reducción de los niveles de plomo en los niños. Sin embargo, todavía hay una gran cantidad de fuentes en los hogares (cañerías de plomo, por ejemplo) y en el ambiente, en especial en las zonas industriales, sobre las que hay que trabajar”.
Samanta Martínez dijo: “El estudio revela que los chicos que viven en sectores alejados del casco urbano tienen mayores niveles de plomo en la sangre. Se trata de niños cuyas familias reportaron vivir cerca de industrias o en barrios con fábricas”.
“En esos sectores, lo que está en el aire se deposita en el suelo y los chicos, que normalmente juegan con tierra, son los más afectados”; añadió Virgolini. Además, otra fuente importante son “los propios padres que trabajan en esas industrias y que transportan el plomo en su ropa y su calzado”, detalló.

Efectos en la salud
Los niños expuestos a altos niveles de plomo pueden tener daños en el cerebro, en el sistema nervioso, problemas de comportamiento y aprendizaje, crecimiento desacelerado, problemas de audición y dolor de cabeza frecuente.
Realizar un análisis de sangre determinará el nivel de plomo que pueda llegar a tener el chico.

Fuentes: Conicet Córdoba y Universidad Nacional de Córdoba

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