Ya se ha vuelto una mala costumbre de los argentinos echarle la culpa a los otros de nuestros propios errores. “El profe me puso un 2”, “mi jefe tiene la culpa”, “que querés con los empleados que tengo” y la lista podría seguir.
El pasado fin de semana con motivo de la cobertura del partido de Atenas en las Heras nos tocó vivir una situación insólita con nuestro compañero de equipo Fernando Rivero. Al terminar el partido en el que Atenas perdió sin ningún tipo de atenuantes por 2 a 0 y además sufrió la expulsión de 3 jugadores, nos dirigimos a la zona de vestuarios para hacer las notas correspondientes (parte de nuestro trabajo ganen o pierdan los equipos). Al solicitar una entrevista con Roque Drago (actual técnico de Atenas por si no lo conocen) nos respondió que con nosotros no hablaba por que “éramos mala leche”. Hasta allí todo normal, por que todos tenemos el derecho de hablar con quien queramos.
Al intentar indagar luego de la nota el porque de su enojo respondió que no la habían gustado ciertos dichos de estos periodistas (vale aclarar que en ningún momento se hizo alusión a situaciones privadas de su vida si no sobre el magro rendimiento del equipo) actitud que nos parece bien, por que creemos estar un el momento de mayor libertad de expresión de este país y celebramos el discenso.
Lo le que si no podemos admitir bajo ningún punto de vista es la amenaza posterior y la invitación a pelar del técnico “no me digas nada por que te voy a sacar la cabeza, te voy a cagar a trompadas” acción propia de un barra brava inadaptado y no de un profesional de la actividad.
Para seguir sumando a mi sorpresa horas más tarde encuentro en las redes sociales un comentario del actual técnico de Estudiantes Cristián Domizzi: “Riverito estas comprando todos los números. D la que te salvaste.” Comentario que la verdad no creo que amerite ni si quiera un análisis.
Durante los 480 kilómetros que unen Mendoza con Río Cuarto me puse a analizar la situación y saqué un par de conclusiones que no pretendo, ni por causalidad, que se las tome como verdades absolutas pero me gustaría compartir:
– Cuando los periodista opinamos a favor somos unos fenómenos, cuando disentimos somos mala leche o estamos pagos.
– Tanto Drago como Domizzi pueden opinar en términos personales, pero se olvidad que son empleados de instituciones señeras del deporte de la ciudad que quieran o no quedan “pegadas” con sus dichos y accione.
– Los técnicos y jugadores foráneos, por su lógica de trabajo, suelen permanecer solo un par de temporadas en la ciudad en tanto que periodistas, dirigentes sponsor e hinchas seguimos recorriendo las canchas domingo a domingo por décadas.
– Sería importante que se entienda que los medios de la ciudad hacen un gran esfuerzo para seguir a los equipos y que a todos nos conviene que les vaya bien por que de esa manera las gente nos lee, escucha y miran mas.
– Es claro que en las crisis se saca lo peor y lo mejor de las personas ojala que este sea el segundo caso.
Solo algunas ideas que quiero concluir en una “sería importante que cada uno nos hagamos cargo de las responsabilidades que nos competen y le dejemos de echar la culpa a los otros”.
Mirko Slepoy
Dobleeme Producciones
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