Barack Obama, el primer presidente afroamericano de Estados Unidos, logró su reelección tras una dura batalla con el republicano Mitt Romney. «Esta noche, más de 200 años después de que una ex colonia ganó su derecho a determinar su propio destino, la prueba de perfeccionar nuestra Unión se mueve hacia adelante. Se mueve hacia adelante gracias a ustedes», dijo Obama ante miles de seguidores en el centro de convenciones McCormick Place, de Chicago. «Somos una familia estadounidense y nos levantamos o caemos todos juntos como una sola nación. Esta noche, en esta elección, ustedes, el pueblo estadounidense, nos recordó que aunque nuestro camino ha sido duro, aunque nuestro viaje ha sido largo, nos hemos repuesto y hemos vuelto a nuestro camino peleando», prosiguió. «Y sabemos, en el fondo de nuestro corazón, que para los Estados Unidos de América, lo mejor aún está por llegar», agregó Obama, antes de agradecer a «todos los norteamericanos» que participaron en los comicios y de felicitar a Romney y a su compañero de fórmula, Paul Ryan, por la «duramente peleada campaña». Más temprano, miles de personas estallaron en vítores en Chicago, cuna política del mandatario, cuando las cadenas de televisión estadounidenses proyectaron la reelección del presidente gracias a su triunfo en el crucial estado de Ohio, donde libró una feroz pulseada con Romney a lo largo de toda la reñida campaña. Obama, de 51 años, ganó además en Virginia, Iowa, Nueva Hampshire, Colorado, Nevada y Wisconsin, consiguiendo así triunfos en siete de los nueve estados más decisivos, donde su campaña y la de Romney gastaron alrededor de 1.000 millones de dólares en avisos televisivos de publicidad electoral. En Florida, escrutado el 92% de los sufragios, Obama aventajaba a Romney por 50% a 49%, sacándole una diferencia de cerca de 54.000 votos, demasiado pequeña como para que las cadenas de TV se atrevieran a pronosticar un ganador en el sureño «Estado del Sol», el mayor y más valioso de los territorios de resultado cambiante. Romney se quedó con Carolina de Norte, el noveno de los estados «oscilantes» donde los candidatos centraron todos sus esfuerzos. Pese al triunfo de Obama, el resultado final de la elección general reeditó el equilibrio de poderes vigente en Washington desde 2010, ya que los republicanos mantuvieron su mayoría en la Cámara de Representantes y los demócratas conservaron su dominio en el Senado, según proyectó la cadena de noticias CNN. Romney, un acaudalado empresario de 65 años que fue gobernador de Massachusetts, y su equipo de campaña habían predicho que desbancarían del Salón Oval a Obama, a quien responsabilizaban de la lenta recuperación de la economía estadounidense tres años después del final de la mayor recesión en 80 años. «Gracias, amigos, muchas gracias. Acabo de llamar al presidente Obama para felicitarlo por su victoria», dijo Romney en su búnker de campaña en Boston, Massachusetts. «Este es un tiempo de grandes desafíos para Estados Unidos y rezo para que el presidente tenga éxito en guiar a nuestra nación», agregó el republicano en breves palabras ante miles de decepcionados seguidores, antes de reunirse en el escenario con su mujer Ann, sus hijos, Ryan y su esposa. Como contracara de esta desilusión, cientos de miles de seguidores de Obama celebraron su victoria en todo el país, desde los alrededores de la Casa Blanca, en Washington, hasta California, en la costa Oeste, pasando por Chicago, la ciudad donde el demócrata comenzó su militancia social y política. «¡Cuatro años más!, ¡Cuatro años más!», cantaron los cerca de 10.000 simpatizantes de Obama que pudieron acceder al centro de convenciones McCormick Place, unos 4 kilómetros al sur del centro de Chicago. Afuera, desafiando un fría noche lluviosa, otros miles de partidarios cantaban «¡U-S-A, U-S-A!, abrazándose, saltando y muchos de ellos arrojando al aire sus gorros de lana. Sirenas y «vuvuzelas» resonaron también en la noche de la «Ciudad del Viento» en celebración por la victoria del dilecto hijo adoptivo de Chicago. Dentro del centro de convenciones, los seguidores de Obama agitaban miles de pequeñas banderas estadounidenses al ritmo de una ensordecedora música y en un ambiente de verdadera fiesta. Con proyecciones de victorias de Obama y Romney en todos los estados menos Florida, el presidente electo logró al menos 303 votos en el colegio electoral, bien por encima de los 270 que necesitaba para retener la Casa Blanca, mientras que Romney sumó 206, informó la cadena de noticias CNN. En coincidencia con todos los sondeos preelectorales, ambos candidatos terminaron en un virtual empate técnico en el voto popular total, los dos con un 49% de los votos: 51.801.164 sufragios para el demócrata y 51.508.663 para el republicano. La marcha de la economía fue considerada el principal factor determinante del sufragio por el 60% de los votantes, según un sondeo a boca de urna realizado por una consultora para las principales cadenas de TV estadounidenses. El 40% de los votantes dijo que la economía está mejorando, de acuerdo a la misma encuesta. Estados Unidos atravesó una terrible recesión desde diciembre de 2007 a junio de 2009, que dejó un tendal de 8,8 millones de puestos de trabajo perdidos. Al principio de su Presidencia, Obama adoptó un paquete de estímulo económico estatal sin precedentes por unos 800.000 millones de dólares que logró recuperar 5 millones de empleos y que fuertemente resistido por Romney y los republicanos, obsesionados con un Estado lo más pequeño y más austero posible. La tasa de desempleo se sitúa actualmente en el 7,9%, y el número de desocupados se estima en unos 23 millones, incluyendo aquellos que se han dado por vencidos y ya ni siquiera buscan trabajo. El sondeo a boca de urna también mostró que Obama volvió a sustentar su victoria en el mayoritario apoyo de los afromaericanos, los jóvenes y, sobre todo, los latinos, cuyo porcentaje de participación en estos comicios llegó a los dos dígitos (10%) por primera vez en la historia.