Lo dijo Natalia Quevedo, la mujer embarazada que recibió un disparo en el abdomen, en el interior de una agencia de seguridad.
Natalia Quevedo ahora cree en los milagros. Abrazar a su hija Geraldine después de haber confrontado cara a cara con la muerte, surge como un desenlace que no deja de conmoverla.
El viernes pasado, Natalia estaba finalizando la jornada laboral en el interior de la empresa Imperio Seguridad SRL, ubicada en calle Estado de Israel 1.351, cuando sintió un ruido ensordecedor y un ardor insportable en el abdomen. El arma de un agente de seguridad se había caído accidentalmente y al impactar con el suelo se disparó, hiriendo gravemente a Natalia.
«Recuerdo todo lo que pasó, perfectamente. Mi patrona me estaba mostrando un camisón que me había regalado por el Día de la Madre y escuché una explosión. Me pegó y sentí algo fuerte en la panza, cuando me toco vi la sangre», recordó.
La mujer dijo en diálogo con Telediario que no pudo ver la caída del arma, aunque escuchó el disparo. Después, observó la pistola en el suelo.
«La atención llegó rápidamente, pero lo primero que pensé era que mi hija había muerto. Gracias a Dios cuando llegué al Hospital me tranquilizaron al hacerme escuchar los latidos. Después me desvanecí y no recuerdo nada más», aseveró.
Natalia dijo que «fue un accidente, yo se que fue accidental». «Esa noche estaba terminando mi tarea y entraba de licencia por el embarazo. Las cámaras registraron todo y no hubo ninguna intencionalidad», manifestó.
Tras ser trasladada desde Terapia a una habitación común afirmó que ahora solo espera poder reencontrarse con su hija. «Acá todo se hace difícil quiero salir rápido, no aguanto más», subrayó.