Crimen de Nora – La causa parece quedar en manos de los Macarrón

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Con un voluminoso expediente, repleto de silencios, contradicciones y datos reveladores que nunca pudieron cerrarse, el fiscal Di Santo se encuentra cercado por la presión de los familiares de la víctima, quienes parecen asumir el control de la línea investigativa…

 

El final es donde partir. El crimen de Nora Dalmasso naufraga en la impunidad y ante la falta de imputados y sospechosos, la mirada volverá a apuntar contra los trabajadores que realizaban tareas de pintura y albañilería en el chalé de la calle 5 en la Villa Golf.
El abogado de los Macarrón, Marcelo Brito, y el asesor letrado de la familia de la víctima, Diego Estévez, creen que se debe profundizar la hipótesis de un ataque sexual provocado por un agresor que sabía de la estructura interna de la vivienda y, fundamentalmente, conocía que aquel fin de semana la mujer estaría sola.
Por la causa ya pasaron las imputaciones de Rafael Magnasco, un abogado del foro local, Gastón Zárate, un pintor de rostro aniñado, y Facundo Macarrón, el hijo de la víctima. También fue investigado el viudo y otros tantos supuestos amantes, aunque nunca se pudo cerrar una acusación.
Con un voluminoso expediente, repleto de silencios, contradicciones y datos reveladores que nunca pudieron cerrarse, el fiscal Di Santo se encuentra cercado por la presión de los familiares de la víctima, quienes parecen asumir el control de la línea investigativa.
El informe del FBI, elaborado sobre las muestras recogidas en el cuerpo de Nora Dalmasso y la escena del crimen, permitió confirmar el origen de un “Haplotipo Y” -linaje masculino- y un ADN de mujer, hallados en la habitación del primer piso en la vivienda de la Villa Golf.
El Haplotipo Y fue advertido sobre el cinto de la bata y no corresponde a ninguno de los 29 hombres sometidos a una extracción de ADN. Entre ellos se encontraban Facundo, Marcelo y Félix Macarrón, vecinos de la víctima y otras personas que ingresaron a la habitación donde se encontraba el cuerpo de Nora.
Por su parte, el patrón genético femenino fue encontrado en el recorte de la sábana de abajo y genera menor expectativa entre los investigadores porque podría tratarse del ADN de algunas de las empleadas domésticas.
Con estos datos se lanzará la búsqueda de un nuevo sospechoso, lo que emerge como una misión de imprevisible final a 6 años del crimen que conmocionó a Río Cuarto y el país. Sin embargo, se buscará instalar la sensación colectiva de que el asesino no pertenece al círculo íntimo sino al entorno laboral de aquel entonces.
Di Santo ya ha manifestado que se investigó a los obreros y no hubo nuevos elementos probatorios para reflotar la hipótesis del psicópata sexual. Sin embargo, el cerco de desconcierto sobre la causa promueve el descreimiento hacia la fiscalía y la intromisión  de los nuevos querellantes. Un complejo cóctel, donde los sospechosos son los mismos de siempre.

Por Pablo Callejón (callejonpablo@yahoo.com.ar)
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