Es una enfermedad SILENCIOSA que se puede PREVENIR. Se caracteriza por la fragilidad de los huesos y esto los hace proclives a fracturarse por la debilidad de las tráveculas en su interior. Lo podemos traducir a esto como la disminución de la masa ósea que hace que ocurran fracturas con traumatismos mínimos o espontáneamente.
Se considera la causa más importante de fracturas en occidente y el riesgo de padecerla es 4 veces mayor en las mujeres que en los hombres, además el riesgo aumenta con la edad. A los 65 años, la incidencia es de 2/1.000 y a los 85 años los índices aumentan a 25/1.000.
Fracturas más comunes
Se producen en la muñeca generalmente a partir de los 50 años; en la columna donde las vértebras adquieren un aspecto de cuña por las microfracturas del cuerpo vertebral, en general a nivel dorsal, agudizando la cifosis dorsal y disminuyendo la talla y en la cadera por caídas o espontáneas.
Como consecuencia se generan dolores, a nivel dorsal y lumbar que se acentúan con el movimiento o por la noche, y en una etapa avanzada las deformidades de la columna en la región dorsal con pérdida de talla y peso. Rigidez sin dolor o contractura muscular involuntaria.
La regulación de la formación del nuevo hueso responde a múltiples factores: Vitamina D, Calcitonina, Parathormona, Hormona de crecimiento, Tiroxina, Insulina y Estrógenos, este último acelera el desarrollo óseo y favorecen la osteocondensación, considerándose que disminuyen además la resorción ósea, favoreciendo la formación de hueso. En el climaterio, la pérdida mineral ósea por falta de estrógeno es mayor que en los años previos.
35 años
A esta edad, los huesos del paciente contienen 1.200 mg de mineral por centímetro cuadrado, a los 60 años, esta cifra disminuye casi a la mitad.
Mostrando sobre la histología del hueso podemos diferenciar en el mismo una zona cortical que forma un conducto tubular que encierra la cavidad medular donde asientan las principales estructuras neurovasculares junto con la médula ósea.
El hueso trabecular consta de una malla de pequeñas espículas entre las cuales hay cavidades con médula ósea los componentes iónicos de la matríz ósea son: CALCIO, Fósfato, magnesio, carbonato, fluoruros, citratos, cloruros y la hidroxiapatita.
Ejercicio y actividad física
Se recomienda para su prevención. Esto aumenta la masa ósea en las personas jóvenes y la conserva en las mayores.
Caminar a paso acelerado y constante durante 20 minutos por día o más es un excelente ejercicio que contribuye al buen estado de los huesos. Y en caso necesario fármacos que incluyen calcio, vitamina D, bifosfonatos y actualmente inhibidores de la destrucción ósea.
El diagnóstico a tiempo
Consiste en exámenes complementarios expresamente laboratorio del metabolismo fosfocálcico y densitometría mineral ósea. permite implementar los tratamientos adecuados para revertir la enfermedad.
Dra. María de los Angeles Severina
Especialista en Reumatología ME:11248