La derrota frente a Vélez por 2 a 0, la superioridad ejercida por el equipo de Liniers durante los 90 minutos de juego y la fuerte silbatina que despidió al equipo en el José Amalfitani obligó a Passarella a tomar una determinación.
El titular del club le comunicó al entrenador su decisión, quien ahora deberá trabajar intensamente para superar la difícil coyuntura que se le presenta contra Racing.
Si bien no hay datos oficiales que corroboren tamaña movida, la cierto es que varios dirigentes ya han puesto manos a la obra para buscarle reemplazante. Los nombres que hay en carpeta son todos del riñón del club, como Omar Labruna, actualmente en Colo Colo de Chile, Pedro Troglio (Gimnasia de La Plata) y Marcelo Gallardo, recientemente desvinculado de Nacional de Montevideo.
Esas son algunas de las opciones que se manejan por estas horas en el Monumental, aunque hay otros -muy cercanos a Passarella- que le han sugerido una única opción: Ramón Díaz.
Para la mesa chica, que maneja el futbol del club, es la única alternativa para apaciguar los ánimos y los reclamos que por la noche del domingo se hicieron oír en Liniers.
Passarella, fiel a su estilo, siguió el partido desde su domicilio y estalló con bronca cuando escuchó que el público lo insultaba. «Se acabó. No va más. Gana o se va», le dijo Passarella telefónicamente a un dirigente cercano a su círculo íntimo, que se encontraba en el vestuario visitante junto al plantel.
Son varios los que coincidieron en que Vélez le hizo precio a River y que de no estar Marcelo Barovero en el arco la diferencia hubiera sido mucho más holgada en el marcador.
Passarella no quiere empezar a luchar con el promedio ya que una hipotética derrota frente a Racing lo dejaría en los umbrales de la zona conflictiva.
El equipo está decimocuarto por encima de San Lorenzo, Atlético Rafaela y Newell’s, a los que hay que sumarle los tres equipos más comprometidos: Independiente, San Martín de San Juan y Unión de Santa Fe.
Una eventual victoria ante Racing le daría cierto margen de maniobra aunque Almeyda sabe que tendrá por delante una verdadera final en la duodécima fecha cuando se enfrente a Boca.