En una nota publicada por la edición digital de Clarín, el riocuartense Raúl Di Renzo es calificado como «la voz del violín».
Integrante de la Orquesta Estable del Colón, el violinista cordobés se vuelca al folklore en su primer disco, «Escribiendo en el agua». Y se propone con su instrumento ocupar el lugar vocal en un repertorio de clásicos de la música popular.
Cordobés de Río Cuarto, Raúl Di Renzo se incorporó a la Orquesta Estable del Teatro Colón a mediados de los 80. Y con el tiempo llevó su violín a la música popular. Participó del Tango hereje de Enrique da Novici. También aportó un grano de arena en el monumental Cantora, de Mercedes Sosa. Y fue sesionista de artistas tan disímiles como Fabiana Cantilo y Guillermo Fernández. Escribiendo en el agua es su primera experiencia solista.
«Alguien me dijo que tocar el violín era como escribir tu nombre en el agua. Mientras lo haces, las letras van desapareciendo», explica Di Renzo. En su debut, el violinista se propone que el instrumento ocupe el rol de cantante de un puñado de clásicos enormes del folclore. Y logra un fraseo particular, claro y expresivo. Con una formación apocada (apenas guitarras y percusión), tiñe en general de melancolía una lista de obras (cumbres del folklore) que van de las más conocidas «Piedra y camino» (Yupanqui) o «La Arenosa» (del ‘Cuchi’ Leguizamón y Manuel Castilla) a otras no tan versionadas como «Gatito e las penas», de Raúl Carnota.