El IPEM 29 se reduce a una caravana de aulas móviles a pocos metros de la ruta. El nuevo edificio estaría concluido el año que viene.
El IPEM 29 es un colegio sin edificio donde los alumnos cursan el secundario entre la falta de espacio, el calor insoportable del verano ó el frío que estremece en cada invierno. La primer aula móvil llegó hace tres años como un paliativo al desborde estructural y la falta de recursos. Con el tiempo, se sumaron nuevas estructuras metálicas en una caravana improvisada convertida en escuela.
Cada sala de metal tiene un tamaño de 4 metros de ancho por 6 de largo. En ese espacio reducido confluyen entre 20 y 30 alumnos. La Provincia incorporó un aire acondicionado que emerge como una figura obsoleta cada vez que el sol calienta las chapas y el desbordado ámbito eleva aún más la temperatura en el interior.
Cuando arriba el frío, no hay mejor suerte. El aire se filtra por cada rincón y la temperatura dentro de las aulas suele parecerse a la del exterior.
Los chicos enfrentan el contexto desigual que les ofrecen con la expectativa de una oportunidad mejor, aunque el paso de los años los hace desconfiar de todos.
En los últimos días se incorporaron 3 baños químicos que los alumnos prefieren no usar. La alternativa es esperar que se desocupen los sanitarios de la escuela Rivadavia, ubicada a la par de las aulas móviles.
En el terreno baldío no hay patio de recreo, ni biblioteca, ni sala de computación. Las aulas limitan con un alambrado y tienen como paisaje natural el paso de los vehículos sobre la ruta A005, antes de llegar a Tejerina.
Los estudiantes denuncian la presencia de ratas y garrapatas por las condiciones del predio y aseguran que se sienten discriminados.
«Nos morimos de calor en el verano y en el invierno es re frío. Esto no es una solución, entra aire por todos lados», manifestó Laura, una de las alumnas de cuarto año.
La joven señala el estado del patio y afirma que en los últimos día aparecieron roedores: «Por el descampado se vienen las ratas, los bichos, todo para acá»
Romina aseveró que para realizar un acto deben pedir prestado el salón de la escuela Rivadavia y no cuentan con un ámbito para la educación de informática.
«Estamos en desventaja, comparándonos con los otros colegios ni hablar», destacó.
Para Pablo, «las aulas están descontroladas porque son muy chiquitas, estamos apretados y nos morimos de calor ó frío».
«Cuando tenemos que ir al baño cruzamos hasta el otro colegio y si llueve nos mojamos todo. Los baños de afuera no se usan mucho por el estado en el que están y porque están afuera», manifestó.
El nuevo destino
A 500 metros del lugar, se construye la nueva estructura, con una inversión de 7 millones 800 mil pesos. Según señalaron los responsables de la obra a Telediario, las 6 aulas estarán concluidas en el inicio del próximo ciclo lectivo, aunque continuarán el resto las obras a la par del dictado de clases.
Los técnicos confían en que la obra se desarrollará sin nuevas demoras y afirman que el diseño fue pensado para albergar a la totalidad de la comunidad educativa, con posibilidades de ampliación.
Por Pablo Callejón (callejonpablo@yahoo.com.ar)
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Nuevo edificio
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