El Decano, desaprobado – Las Voces del Día

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«…en consideración de que uno de los autores, Roberto Tafani, es el Decano de la Facultad de Ciencias Económicas, de esa reflexión me han surgido un conjunto de interrogantes relacionados con lo institucional…»

 

Por Licenciado Jorge Hernández – Docente UNRC

Días pasados, un alumno de la materia Macroeconomía I de la Licenciatura en Economía dictada en la Facultad de Ciencias Económicas de le UNRC, de la que soy profesor responsable, ponía en mi conocimiento, y en el del resto de los alumnos de la asignatura, el contenido de un trabajo de Roberto Tafani y Mariana Roggeri titulado “Emisión monetaria e inflación” y publicado en el sitio del programa de noticias del Canal 13 de Río Cuarto , y solicitaba la posibilidad de poder analizarlo en algún momento.
Pensando en dar adecuado valor pedagógico a la solicitud del alumno se me ocurrió evaluarlo como si fuera el trabajo de él o de uno de sus compañeros y, en ese ejercicio, la aplicación de los criterios habituales utilizados para ello condujo a una calificación de “Desaprobado”.
Como docente universitario, considero que las evaluaciones deben producir una adecuada devolución que permitan al evaluado, no solamente ser informado sobre el resultado, desaprobado o aprobado con sus correspondientes escalas, sino fundamentalmente identificarle elementos y/o atributos de su producción que puedan permitirle mejorar cualitativamente la misma. La devolución del trabajo de Tafani y Roggeri se presenta mas abajo, antes permítanme contextualizar desde dónde se realizará.
Macroeconomía I es una materia donde se provén y evalúan conocimientos teóricos y aplicados de nivel intermedio y, por ser uno de los primeros cursos del ciclo específico de la carrera, comenzamos exigiendo el ejercicio de lo que será una acción frecuente de su profesión, la escritura de un trabajo monográfico, en la jerga denominado “paper”, que forma parte del conjunto de actividades evaluables de la asignatura.
Con la convicción de que la opinión de los “profesionales”, “académicos” o “científicos”, es presentada en sociedad, y frecuentemente validados por ella, como la voz del “sabio”, en la asignatura Macroeconomía I se intenta evaluar lo que es capaz de producir un estudiante universitario de la primera mitad del tercer año, reconociendo lo controversial de la teoría económica, respetando sus preferencias teóricas e ideológicas y enfatizando en que su producción debe contener discusiones teóricas actualizadas, fundamentos lógicos y empíricos consistentes y, por sobre todo, transparencia. Esta transparencia debe ser enfatizada en adecuada explicitación de los supuestos, que necesariamente se utilizarán para simplificar el fenómeno modelizado, y en la correcta referenciación de las citas utilizadas.
Vamos, ahora si, a la devolución del trabajo en consideración:
En primer lugar, observamos que el objetivo de su trabajo es refutar “que la emisión monetaria no genera inflación en Argentina” conforme lo sostenido por la presidenta del Banco Central de la República Argentina, para lo cual propone una confrontación “tanto a nivel lógico como empírico” .
Si bien, en términos generales, resulta saludable el intento de fundar una posición política e ideológica a partir de una aproximación académica buscando, desde allí, refutar una posición política e ideológica alternativa que, de lograrse, resultaría absolutamente legítimo y destacable, el resultado de su trabajo aparece como una banalización académica subordinada a un interés ideológico o político.
Ahora, como siempre les señalo en las clases, su conocimiento sobre la existencia de modelos, fórmulas, datos y estrategias de presentación, cuando estén realizando un ejercicio profesional deben ser utilizadas con la guía de los criterios enunciados en el quinto párrafo puesto que, en caso contrario, podrían incurrir en reprochables utilizaciones del saber académico, disfrazando de erudición la presentación de argumentos inconsistentes o engañosos sólo sostenidos por posiciones ideológicas o intereses. Como también les he señalado reiteradamente en el curso, de ninguna manera es condenable asumir claras posiciones ideológicas, como tampoco sería objetable la utilización académica en la defensa de intereses. Lo que en este curso es inadmisible es que sea con recursos diferentes a los explicitados más arriba, en tal sentido detallo las objeciones y las propuestas para hacer aprobable el trabajo.
Como primera observación, recomendaría la relectura de las páginas 90 a 93 de Blanchard y Perrez Enri (2000) a los efectos de recordar el origen, en 1911, del marco teórico propuesto y las mutaciones que ha tenido en el transcurso de la historia de la teoría económica, intentado comprender el nivel de banalización teórica que implica utilizar la teoría cuantitativa del dinero en la expresión que ustedes lo hacen.
El fundamento pudiera haberse actualizado y enriquecido a partir de la revisión de la bibliografía sugerida en el programa del curso, en particular la de las unidades V y VI y, fundamentalmente, la XVII, que hubieran permitido darle un encuadramiento teórico mas actualizado y consistente con su propuesta de fundamento empírico.
Aquí debo apuntar un primer y severo error metodológico. Es manifiestamente inconsistente la presentación del modelo teórico expresado en niveles con la expresión logarítmica de la variable. Es por ello que le sugiero revise particularmente las páginas 387 a 390 del manual antes referido que pudieran aportarle una mejor especificación del modelo empírico.
Abonando la debilidad metodológica del trabajo se señala la inexistencia de referencias que puedan acreditar la veracidad de categóricas afirmaciones, que podemos ilustrar con los ejemplos que siguen
– “El planteo del gobierno, es que el incremento monetario genera aumento en el producto y no en los precios, sin explicar, cómo es que se puede suponer una curva de oferta absolutamente horizontal en Argentina”: El trabajo académico debería acreditar con fuentes ¿Quién, en representación del gobierno, emitió tal opinión? ¿Dónde ha quedado registro de la misma a efectos de poder verificarla?
– ¿Cómo podemos acreditar que “la presidencia del BCRA cree que el caso Argentino representa justamente un ejemplo del Keynesianismo extremo en detrimento de otras posibilidades fácticas de comportamiento de la oferta de bienes en Argentina”?
En tal sentido, además de solicitar las precisiones señaladas, sugiero revise la producción de publicaciones institucionales del BCRA donde encontrará mayor y más precisa información sobre los fundamentos teóricos de la política monetaria de la República Argentina, en tanto la bibliografía de las unidades XXIV y XXV del programa de Macroeconomía I también pueden ser de utilidad para mejorar el encuadre de la opinión de la presidenta del BCRA.
Relacionado con su análisis empírico, la inconsistencia en las definiciones de las variables impide seguir coherentemente el relato. La variable que recoge variaciones en los precios ¿es la que se identifica en el texto como “La línea … roja representa las (variaciones logarítmicas) de la inflación ? ¿o la “tasa de variación logarítmica del índice de precios”?. Debemos recordar en este punto la discusión sobre la diferencia entre la tasa de inflación y las variaciones de la tasa de inflación, para lo que le recomiendo releer el capítulo 17 de la edición del año 2000 del manual de Blanchard y Pérez Enri.
Aunque no se desprende directamente del texto, pero tampoco se aclara, permanece como duda si las series graficadas ¿son efectivamente “las tasas de variación logarítmicas” entendidas como la primera diferencia de los logaritmos neperianos de las observaciones?, como sería lo correcto, o como es un error frecuente de la impericia matemática y estadística ¿la serie grafica el valor del logaritmo neperiano de la variables expresadas una en pesos y la otra en número índice? o ¿alguna otra cosa que desconozco o no alcanzo a imaginar?.
Las dudas surgen cuando se considera, por una parte, que valores unitarios de “las tasas de variación logarítmicas” se alcanzan cuando el valor de la variable es superior en más del doble al del período anterior y valores negativos de la tasa se alcanzan, naturalmente, cuando el de la variable decrece con relación al período anterior, alcanzado un valor de (-1) cuando el valor de la variable se hubiera reducido a poco más de la mitad, situaciones ambas que un elemental conocimiento de la realidad económica argentina reciente pone fuera de la sensata consideración.
De cualquier manera, en la gráfica presentada no parece encontrarse evidencia visual directa ni estadística formal , para sostener, como ustedes hacen, “Como se ve el formato de las curvas son similares, cuando la base monetaria sube provoca el movimiento de las tasas de variación de la inflación en un paralelismo notablemente similar”.
Lo que allí aparece visualmente es una relación inversa entre las variables graficadas, más intensa en el periodo 2003-2006 y un poco menos clara en el periodo siguiente, que incitan a pensar sobre el potencial informativo que pudiera estar contenido allí, si se supiera con precisión lo que se muestra, pero que, de ninguna manera, parece ser evidencia de un “paralelismo notable” entre la inflación y la creación de medios de pagos.
Sin embargo, en consideración de la frecuente y casi universal correlación positiva observada entre la variación de los recursos monetarios y la variación del nivel de precios (o inflación/deflación), que como hemos comentado reiteradamente en clases aporta evidencia para el enfoque teórico e ideológico que ustedes dejan translucir, pero también para enfoques alternativos, recomiendo hacer un esfuerzo por mejorar la argumentación y la presentación de adecuados avales empíricos para fundar su legítima posición ideológica.
Hasta aquí es donde llega mi opinión en los términos solicitados por el alumno. Sin embargo, en consideración de que uno de los autores, Roberto Tafani, es el Decano de la Facultad de Ciencias Económicas, de esa reflexión me han surgido un conjunto de interrogantes relacionados con lo institucional que deseo compartir:
¿Qué responsabilidades tenemos los docentes universitarios en la construcción de procesos políticos?; ¿hasta dónde llega la responsabilidad profesional?; ¿hasta dónde llegan las “licencias” que podemos tomarnos los docentes universitarios en nuestra militancia política universitaria y/o extrauniversitaria?; ¿tienen las autoridades universitarias derecho a las mismas “licencias” que los docentes?; ¿hasta dónde es legítima la banalización del saber académico?
Si se lograra que estos interrogantes comenzaran a encontrar respuestas, lo que implicaría que han movilizado la reflexión personal o institucional, y si además dieran surgimiento a otras nuevas, seguramente más pertinentes y profundas, la preocupación de nuestro alumno y este esfuerzo puesto en su respuesta habrán encontrado una satisfacción.

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