La Universidad de Río Cuarto, como sus similares del resto del país fue muy tempranamente víctima de las tormentas políticas de los inicios de los setenta y poco quedo de aquellos proyectos iniciales.
A fines de la década del sesenta, circulaba en el Ministerio de Educación y en el medio académico el proyecto: “Adecuación de la enseñanza universitaria argentina a las necesidades del desarrollo”, también conocido por el nombre de su principal inspirador como: “Plan Taquini”, que contemplaba la necesidad de crear nuevas universidades nacionales, una de ellas la “universidad pampeana”, en la ciudad de Río Cuarto. Tomado conocimiento del mismo, el Intendente Renato De Marco convocó a todas las instituciones de la ciudad para constituir la “Comisión Pro Universidad”, que desde ese momento gozará del pleno apoyo del estado municipal. La comisión realizará innumerables gestiones y movilizará a la ciudadanía riocuartense detrás del objetivo de lograr la concreción de la universidad.
El resultado fue finalmente la firma por parte del General Lanusse de la Ley 19.020, que el primero de mayo de 1971 creaba la Universidad Nacional de Río Cuarto, e inmediatamente la designación del Doctor Sadi Ubaldo Rifé como Rector Organizador.
Todo ocurrió en las postrimerías de la “Revolución Argentina”. Esta circunstancia suele generar una cierta incomodidad en algunos miembros de la universidad de hoy. No es mi caso, porque entiendo que la realidad histórica es siempre compleja, contradictoria y consecuentemente ofrece siempre motivos de interrogación e invita a la reflexión. Aclarado esto, si se me pregunta que me llama la atención de aquellos tiempos iniciales y obviamente sin pretender agotar ninguna discusión, ni dar por cerrado nada, sino más bien como una invitación a profundizar el estudio y a realizar un debate normalmente ausente, haría mención a los fines y objetivos iniciales, a la forma de manifestarlos, como a las metodologías propuestas para lograrlos.
En este sentido me parece digno de destacar que la creación de la universidad, fue acompañada por la formulación, primero de un estudio de factibilidad y luego por un detallado “Plan de Desarrollo”, editado en ocho gruesos volúmenes.
En el mismo se advierte una voluntad “planificadora”, ordenadora, me atrevería a decir también “desarrollista”, muy propia de la época. Sin ningún ánimo de agotar el tema, ni por supuesto dar por terminada una cuestión ardua y compleja, creo que los cuarenta y un años de la universidad, invitan a reflexionar sobre el contraste de época y la actual carencia de claros proyectos institucionales
Obviamente el mencionado “Plan de Desarrollo” no es inmune a la crítica. Además, la Universidad de Río Cuarto, como sus similares del resto del país fue muy tempranamente víctima de las tormentas políticas de los inicios de los setenta y poco quedo de aquellos proyectos iniciales. No subsisten siquiera como fuente de estudio: algunos tomos de aquel “Plan de Desarrollo” son hoy prácticamente inhallables.
Sin embargo, el cuidadoso estudio, el pormenorizado análisis de los recursos disponibles y las metas propuestas, evidencian a una universidad y una sociedad con grandes aspiraciones y esperanzas, con pretensión de futuro, lo que contrasta con un presente, en el que ambas parecen haber perdido su capacidad de proyectarse, su aptitud de pensar en el mediano y en el largo plazo y que parecen definitivamente “vivir al día”, al impulso de los buenos precios internacionales.
*Por Nelson CIMMINELLI, Departamento de Historia.