Está imputados los 4 integrantes de la familia Vargas. El cotejo de ADN sobre el cuchillo no coincidió con el de la familia Sabena.
El fiscal de Instrucción Julio Rivero elevó a juicio la causa por la desaparición de Nicolás Sabena y en la que están imputados los cuatro integrantes de la familia Vargas: Juan Francisco Vargas Parra, su esposa Adelina Flores y sus hijos Lucía y José (alias «Yaca»).
El abogado de los acusados, el doctor Jorge Valverde, señaló en diálogo con TD Digital que espera conocer los fundamentos pero destacó que el cotejo del ADN hallado en el mango del cuchillo dio negativo.
La pericia había sido efectuada en la Facultad de Bioquímica y Farmacia de la Universidad de Buenos Aires, con la participación del doctor Daniel Corach, un experto en análisis genéticos con altísimo prestigio en el país.
Corach es director del Servicio de Huellas Digitales Genéticas (SHDG) de la Facultad de Farmacia y Bioquímica -Universidad de Buenos Aires.
«Esto corrobora que no tenía valor problatorio la pericia odorológica que hablaba de un presunto rastro de olor «, indicó Valverde
Consideró que «o hay nada nuevo para elevar la causa a juicio» y confirmó que planteará la oposición ante el juez de Control, Daniel Muñóz, y el caso podría llegar nuevamente hasta la Cámara.
«No se ha podido acreditar la muerte de Nicolás, ni que mis defendidos hayan participado. No hay ninguna prueba que confirme la incidencia en la participación de Nicolás», sostuvo.
Los Vargas están acusados de privación ilegítima de la libertad agravada por la muerte de la joven desaparecido en el 2008.
Violento desenlace
El 1 de diciembre de 2010, la familia de Nicolás Sabena, presentó un escrito ante la Cámara Primera del Crimen que aún debía evaluar la apelación a la prisión preventiva de los Vargas y describió cómo se habría producido el violento desenlace en la vida de Nicolás.
El texto que anticipó TD Digital advertía que el joven habría sido acuchillado y descuartizado. Fue la primera descripción judicial sobre una investigación que aún deriva en la impunidad.
En informe señaló que “la sangre hallada en cuchillo secuestrado en la casa de Vargas es humana, según lo informa el Ceprocor a fs. 584, y el peritaje efectuado con los perros de odorología forense, de modo inequívoco, señala que hallaron el olor de Nicolás en la hoja del cuchillo y en el baúl del vehículo Pointer”.
Añadió que el organismo científico determinó que a través de la prueba del Luminol se hallaron resultados positivos “en la pared de la cocina, en la bañera del baño, en el fondo del balde de albañil que estaba en la pileta del lavadero, en el piso al lado de la cama donde dormía la víctima y en el piso del asiento trasero del Volkswagen Pointer bordó dominio AYK 940 de propiedad de Vargas Miserendino”.
Para el abogado querellante, José Sagarraga, esto “permite suponer también que no solo el chico fue apuñalado, sino posiblemente que su cuerpo haya sido descuartizado en la bañera, y trozado en pileta del lavadero”.
“De manera que esas son pruebas concluyentes que demuestran que la hoja del cuchillo atravesó la epidermis de Nicolás y el olor hallado en el baúl del vehículo no dejan dudas que el cuerpo de Nicolás estuvo dentro del mismo. Circunstancia que ni siguiera pasó por la cabeza de los jueces pese a que expresan en su resolutorio que ha sido la causa objeto de un exhaustivo análisis”, sentenció.
Informe
En respuesta al duro fallo de la Cámara, que cuestionó ampliamente el material probatorio en contra de los Vargas, la querella señaló “el 14 de setiembre de 2008, en horario que no ha podido establecerse con exactitud, pero ubicable entre las dieciocho y las veintiuna horas, José Vargas en compañía de los integrantes de su familia José Francisco Vargas Flores, Lucía Inés Flores y Adelina Flores, retuvieron privándolo de su libertad ambulatoria”.
Se indica que lo habrían trasladado desde la Quinta “a otro lugar aún no determinado por la instrucción, donde lo ocultaron con la finalidad de compelerlo a efectuar el pago de una deuda de dinero, que el mismo Sabena mantenía con los nombrados”
Refiere que Lucía Vargas se comunicaba con Nicolás a través de una línea telefónica, con característica en Rosario, que pertenecía, en realidad, a una mujer que habría sufrido el robo de identidad tras extraviar el documento.
“En allanamiento practicado en la quinta de los Vargas fueron secuestrados numerosos “chips” sin activar para usar, lo que demuestra que las actividades de los imputados nos son precisamente laborales sino evidentemente delictivas. Nadie tiene en su casa “chips” sin activar a los fines de su eventual utilización, salvo quien se encuentra habitualmente dedicado a las actividades ilegales”, consideró el abogado Sagarraga.
Con respecto a los ritos esotéricos, evaluó que “de ninguna manera puede tomarse como libertad de culto maldecir a las personas” y manifestó que “eso sólo puede ocurrirles a mentes precarias y delictivas”.
“Además los señores Camaristas parecen olvidar que en el allanamiento efectuado en la Casa de Vargas Parra el 05/08/10, se secuestraron numerosas armas de fuego de grueso calibre. Esto habla por sí solo de las actividades delictivas de los miembros de la mencionada familia”, puntualizó.
Por Pablo Callejón (callejonpablo@yahoo.com.ar)
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