Una guerra que significa para la mayoría de los argentinos una cuestión irresuelta, capaz de convocar los más apasionados sentimientos nacionalistas. Pero aquí la pasión exige un complemento de reflexión que nos permita en equilibrio ser concienzudos a la hora de exaltar la causa.
En el transcurso de los meses inmediatamente anteriores a éste aniversario, la cuestión de la soberanía de Malvinas adquirió nuevamente visibilidad, instalándose en los medios, y en las agendas de gobierno. Fue a partir de que Argentina promoviese entre los países latinoamericanos, la prohibición de atraque de buques portando el estandarte de las “Falklands Islands”. Desde ese momento se precipitaron las declaraciones de mandatarios de ambas partes y Gran Bretaña decidió la visita del Príncipe William y el envío del destructor hms dauntless, cuyas dimensiones y capacidades excedían el propósito de la mera vigilancia del archipiélago para provocar más bien estupor intimidante. Y lo importante aquí es descartar la guerra como medio para la resolución del conflicto, resaltando que fue un error político, militar y estratégico, tal y como lo indica el Informe Rattenbach, recientemente desclasificado, y al que hicieron frente con valentía y sin recursos nuestros soldados, que interrumpió la vía diplomática llevada hasta entonces. La premisa de la que se parte es la ilegitimidad (e ilegalidad) de las autoridades que decidieron el único conflicto bélico que Argentina emprendió en todo un siglo.
A esta altura, y aún desconfiando acerca del sincero reclamo de soberanía por parte de gobiernos que a sabiendas de lo que Malvinas es capaz de generar, enarbolan la causa que hace las veces de cortina de humo que no deja ver otros problemas más actuales y de distinta índole, valoramos la labor de cancillería Argentina; Instando al diálogo por la soberanía, así como lo decidió la ONU, y denunciando la nuclearización del Atlántico Sur por parte de Gran Bretaña. Reafirmando la línea pacífica que ha caracterizado tradicionalmente a las relaciones exteriores argentinas y a sabiendas de que:
– Nuestra Nación heredó el archipiélago de España tras la independencia, no meramente por continuidad territorial, sino formalmente porque correspondió a España tras el reparto del mundo de la Bula Inter Caetera y descubierto por los españoles en 1529.
– La ocupación Británica en 1833 significó la expulsión de los habitantes de Malvinas y la posterior ocupación mediante el traslado de colonos y trabajadores Ingleses al archipiélago, como ciudadanos de un Territorio de Ultramar de la corona Británica, que recién obtuvieron la plena ciudadanía poco después de la finalización de la guerra de 1982. Lo que invalida el principio de la “autodeterminación de los pueblos” y la cláusula del “deseo de los Isleños” , porque los Kelpers son una población implantada, cuyos deseos son intereses que se corresponden con los de la Corona que les dio nacimiento, cuestión que justifica al mismo tiempo el lugar de Malvinas en el comité de Descolonización de la Onu.
– El despliegue de Gran Bretaña en las Islas constituye una vigilancia permanente y una amenaza constante, no solo a nuestro país sino a la región toda, por el alcance de las armas y tecnologías contrariando la pacificación del Atlántico Sur
– La efectiva depredación de los recursos pesqueros y la exploración de hidrocarburos se llevan a cabo pese a la disposición que prohíbe la explotación de recursos en las zonas de conflicto
– La ubicación estratégica del Archipiélago significa, en manos Inglesas, una amenaza potencial sobre la Antártida como principal reserva de agua dulce
– La Constitución Argentina tras la reforma de 1994, ratifica el reclamo de la soberanía y la recuperación de las Malvinas como un objetivo permanente e irrenunciable del Pueblo Argentino, que respetará el modo de vida de los habitantes en consonancia con el derecho internacional; cuestión absolutamente viable dado el Federalismo como forma de gobierno.
Agradeciendo el apoyo formal de la comunidad Internacional, y la adhesión de particulares, valoramos que el reclamo Argentino por la Soberanía de Malvinas se haya instalado nuevamente en las mesas de diálogo.
Para completar la Integridad Territorial y honrar a nuestros veteranos, a los caídos y a los que aún dan vivo testimonio de que la causa sigue abierta.
Redacción Marina Ojeda.