En calles Rivadavia, General Paz, Irigoyen, Buenos Aires, Alberdi y el Boulevard Roca la postal volvió a confundirse con la del 2011 y los ambulantes proliferan con la venta de juguetes, camisetas, cds y souvenirs.
Algunos cumplieron con la advertencia de abandonar la Feria del Progreso debido a los escasos ingresos. Otros, nunca fueron relocalizados y siguen ocupando los espacios públicos, sobre calles y veredas del microcentro. La presencia de los vendedores callejeros se multiplica pese a las políticas oficiales para contenerlos en la galería a metros de Plaza Roca.
En calles Rivadavia, General Paz, Irigoyen, Buenos Aires, Alberdi y el Boulevard Roca la postal volvió a confundirse con la del 2011 y los ambulantes proliferan con la venta de juguetes, camisetas, cds y souvenirs.
Una de las afectadas, quien instaló su puesto en calle General Paz, a metros de Casa de Gobierno, comparte la arteria con otros 4 puestos. La mujer había señalado antes de ser relocalizada que volvería al lugar si los ingresos no le permitían sobrevivir y desde hoy cumplió con la advertencia.
«Soy la cabeza de mi familia y debo mantenerla. Si vienen a sacarme les presento las facturas de todo lo que tengo para pagar por estos meses en la Feria», relató.
Añadió que se endeudó para experimentar la oportunidad de un negocio «bajo techo» pero recordó que solo recaudaba «30 pesos por mes».
«A mi no me gusta estar en la calle, estoy por obligación. Allá fue muy duro para mi especialmente y no podía seguir allí», resaltó.
Otro vendedor sobre calle Rivadavia manifestó que «era previsible que esto iba a pasar y cada vez se ve más gente en la calle».
«Acá mi patrón está desde hace 20 años y se vende bien. La gente pasa y si le interesa pregunta, no ser obliga a nadie», sostuvo.
Por su parte, otro puestero sobre la misma arteria dijo que nunca aceptó la erradicación pero tampoco le pidieron que abandone la calle.
«Está pasando lo que dijimos que iba a pasar. Lo que están en la feria no iban a vender e iban a volver a la calle. A algunos le está yendo bien y están mejor bajo techo. Pero los que quieren volver tienen que poder porque el municipio no le puede quitar un plato de comida a la familia», aseveró.
El tema es complejo por donde se lo analice.
Para mí la municipalidad hizo lo que tenía que hacer, es decir disponer de un «lindo» lugar para poder ofrecer a los vendedores ambulantes una alternativa a los lugares públicos. Por ley no pueden o no deben estar en las veredas, pero había que brindarles un lugar acogedor y un marco legal y eso se hizo.
Ahora bien, si después de tantas idas y venidas las ventas bajan porque la gente no entra a comprar ya es otro tema.
Creo que el tema es que conformamos una sociedad hipócrita, lamentablemente.
Al Cecis y a la inmensa mayoría de los comerciantes lo que les molestaba es que los vendedores «callejeros» estén cerca de sus negocios; no que no estén regularizados y que no paguen rentas y monotributo.
Y si les quitan clientes es porque mientras tanto, hay cientos o quizá miles de riocuartenses que a menudo compran ropa o cd grabados en las calles de la ciudad pero que «ni locos» van a entrar a la Feria El Progreso. A ese recinto de «negros». Porque una cosa es comprar algo «baratito» al paso, y otra es ir a mostrar la hilacha a un lugar para gente de pocos recursos.
Sociedad careta la nuestra si las hay…
Conozco a varias señoras de la alta sociedad (tías directas de quien escribe, por ej.) que más de una vez le han comprado algún que otro par de medias o alguna camiseta de fútbol a sus hijos o a sus nietos en las esquinas, pero que después ni si quiera pisaron la vereda de la feria que armó exclusivamente la municipalidad por temor a que alguien las vea.
Me da la impresión que deberá pasar un buen tiempo para que mucha gente se «anime» a entrar sin vergüenza, pero tarde o temprano va a suceder…ojalá que no se vayan todos los vendedores de ese lugar propio.
Por lo pronto me parece que no se le puede endilgar a la municipalidad la culpa de que esta sociedad sea tan superficial (careta bah…)que cuida tanto las apariencias.
Seguramente si los vendedores vuelven a las calles los dueños de los comercios pondrán el grito en el cielo porque muchas Sras y Sres pudientes preferirán, de vez en cuando, la ropa barata de esos «negros» antes que gastar de más en sus locales bien montados.
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