El costarricense Alejandro Jiménez, culpable del asesinato del artista argentino Facundo Cabral y capturado el sábado por la Policía colombiana, era un pez gordo del narcotráfico, un hombre fuerte en Centroamérica que, según la inteligencia de Costa Rica, hacía de enlace entre el cártel de Sinaloa, liderado por Joaquín El Chapo Guzmán, el más poderoso del mundo, y los distribuidores de droga colombianos.
En el mundo del narcotráfico, Jiménez es conocido con el alias de Palidejo. Según el director de la Policía de Colombia, el general Óscar Naranjo, habría intentado entrar al país bajo la protección de Los Rastrojos, un emergente cártel colombiano que, además, le había prometido protección. La idea posterior era “llevarlo al sur del continente” en donde se sintiera más tranquilo.
Fuente: EL País de España